COMENTARIO A LA PROPUESTA DE RESOLUCIÓN FEDERAL

por Lorenzo Peña

A raíz de los resultados, muy negativos para Izquierda Unida, de los comicios del 13 de junio de 1999, se han iniciado diversos debates en las organizaciones integradas en IU, en sus órganos directivos y en las bases.

Hemos recibido un documento titulado `PROPUESTA DE RESOLUCIÓN DEL CONSEJO POLÍTICO FEDERAL SOBRE LOS RESULTADOS DE LAS ELECCIONES DEL 13 DE JUNIO' que, según se nos ha dicho verbalmente, ha sido elaborado por una «comisión de notables» y recibido alguna aprobación de la Presidencia de Izquierda Unida. No sabemos a ciencia cierta si esa aprobación estriba en un asumir el contenido de tal documento o no, porque el documento se ha transmitido a las bases, al parecer, para que sea discutido, habiéndose de enviar posteriormente a la dirección federal los resultados de la discusión, a la vista de lo cual el consejo político federal adoptará una resolución. El procedimiento nos parece excelente, mas lo que no nos ha quedado claro es --permítasenos recalcarlo-- si la presidencia federal ha asumido y avalado el texto o meramente ha aprobado la decisión de que circule entre las bases para recoger las opiniones. En el primer caso, esperaríamos que, para mayor claridad, se expresara así: `Propuesta aprobada por la Presidencia en fecha tal con tantos votos a favor, tantos en contra, tantas abstenciones'.

Mas, sea como fuere, y a falta de definición precisa (o insuficiencia de la información que nos ha llegado verbalmente), vamos a comentar aquí varios pasajes del mencionado documento.

En primer lugar, puesto que se trata de hacer un balance de las causas del revés electoral del 13 de junio de 1999 y de sacar lecciones para el futuro, lo primero que habría que llevar a cabo es un examen comparativo de qué factores se daban en elecciones celebradas hace varios años (p.ej. las anteriores elecciones locales y europeas) y, en cambio, no se han dado en esta ocasión. No parece razonable enumerar una serie de factores explicativos del resultado del 13-06-1999 que han existido tanto el 13-06-1999 como 3, 4 y 5 años antes. No explica nada la referencia a esos factores permanentes (permanentes durante un largo período de tiempo). Lo único que explica es el estudio de factores diferenciales.

Por otro lado, de nada sirve llorar o quejarse de cómo nos tratan los medios de la oligarquía o sus partidos políticos. Ya lo sabíamos y contábamos con eso. Tales jeremiadas sólo están delatando que quien las formula esperaba otro comportamiento de esos medios, o sea: no se había percatado de la significación de tales medios y de nuestra lucha contra el sistema actual, la cual obviamente ha de desatar la hostilidad de los medios.

Así, el documento exclama:

... no podemos dejar de mencionar el papel clave de los medios de comunicación en la conformación de preferencias culturales, sociológicas y políticas.

Mas ese papel de los medios de comunicación es el mismo de hace 3 y de hace 30 años. Tales medios están al servicio de la oligarquía dominante, controlados por ella, en sus manos, a su sueldo, a sus órdenes. Hacen lo que les dicen que hagan los magnates oligárquicos. Puede que coyunturalmente, en tal o cual momento, esos medios otorguen un poco de espacio a una fuerza de significación antioligárquica, siempre que tal fuerza tenga una influencia limitada y controlable y que momentáneamente convenga hacerlo así a tal o cual sector particular de esos medios. Mas justamente eso es lo excepcional. Lo normal, aquello a que hay que adaptarse y amoldarse, aquello que ha sucedido ahora y antes y siempre, es que los medios de comunicación, en manos de la oligarquía y a su servicio, ninguneen a cualquier formación con una orientación antioligárquica.

Justamente por eso, una formación antioligárquica, como Izquierda Unida (si es que lo es y quiere seguir siéndolo), en lugar de depositar esperanza alguna en tales medios, ha de utilizar los suyos. Los suyos pueden ser desde la creación de emisoras de radio (lo cual supone un enorme esfuerzo, mas no es imposible: de hecho es tarea que llevan a cabo hasta grupúsculos anarquistas con incomparablemente menos recursos que los de Izquierda Unida) hasta: reparto de octavillas; de boletines modestos meramente policopiados (que hoy pueden transmitirse de una organización a otra en disquete, o sea en un bolsillo); pegatinas; el Internet. Mas para eso es menester despertar el entusiasmo de los afiliados, y para eso se requiere una política susceptible de despertar e incentivar ese entusiasmo; una política como la que tenía IU unos años atrás quesí encontraba esa adhesión, ese ímpetu, ese ánimo hasta de sacrificio personal.

La falta de presencia de IU en los medios de comunicación es, por consiguiente, algo que no ha de extrañar a nadie. ¿Qué relación hay entre el porcentaje de electores de una formación y el porcentaje del espacio (medido con el parámetro que se quiera) concedido a esa formación por los medios de comunicación? En el caso del PSOE y del PP será como del tanto y mitad; en el caso de IU a lo sumo una décima parte. (O así era hasta el 13-06-1999.)

Hace unos años los afiliados veían a IU como una fuerza anti-sistema. Hoy, poco a poco, sin que se haya dicho nunca a las claras que se cambiaba de política (o no nos hemos enterado, tal vez por torpeza o inatención nuestras), la verdad es que se ha ido difundiendo entre muchos, en la propia base de IU, la sensación de que Izquierda Unida ya no es una fuerza anti-sistema, que es una fuerza integrada e integrable que ha renunciado a proponer soluciones que salgan del sistema actual.

Entre los factores que han cambiado y que, en nuestra modesta opinión, desconoce el documento aquí comentado están --además de ese cambio paulatino, casi subrepticio, de la posición política de IU (cambio que tal vez nadie sabrá decir cuándo se ha producido, pero que el elector siente o acaba sintiendo)-- las listas alternativas de tendencias disidentes.

Aparte ya de que en algunos sitios han obtenido porcentajes tal vez no desdeñables, no parece implausible que tal multiplicación de disidentes, con planteamientos izquierdistas varios, responda a una insatisfacción con un discurso de IU que esos sectores perciben como crecientemente encuadrado en el actual sistema, un discurso aguado.

Si la proliferación de esas listas ha contribuido sólo a atomizar el voto de las izquierdas o si ha sido un factor más, en ciertos casos, a favor de la abstención, eso naturalmente no lo podemos saber sin un estudio serio; mas tales hipótesis no parecen desatinadas ni descabelladas. Dado lo cual, ¿no sería sensato tratar de, por un lado, atraer hacia IU a esos sectores, sin despreciarlos olímpicamente tildándolos de minoritarios, y por otra parte hallar con cuantos de ellos lo acepten terrenos de trabajo común, de entendimiento, de coincidencia, tomar también en cuenta sus anhelos para la elaboración de nuestro discurso y para la selección de nuestras candidaturas, y no dejar de pensar en los electores que votan a esas pequeñas formaciones así como en aquellos otros que no las votan pero que, ante la opción entre ellos e IU, tampoco se decantan por ésta última?

Nada de eso viene reflejado en el documento, ni siquiera por alusión. Sin duda ni se les ha ocurrido eso a los autores.

Lo esencial del documento parece estribar en lo siguiente:

Junto a esto no hemos sabido valorar adecuadamente la importancia simbólica y emocional que tiene para una parte muy importante de la izquierda social la división convencional izquierda-derecha. Este factor ha pesado sobre nuestro discurso y ha contribuido a una visión muy distorsionada de nuestras posiciones.

Vamos a ver, amigos: ¿cómo saben Uds que es así y que eso ha influido? Y de ser así y haber influido ¿cuánto? Y ¿cómo solucionarlo?

Lo malo del documento es que insinúa sin atreverse a decir a las claras. No hace falta ser un adivino ni un intérprete malintencionado o retorcido para dar al párrafo citado la lectura siguiente: la importancia simbólica y emocional que tiene la división convencional izquierda-derecha para buena parte de la izquierda social significa que, para los currantes y la gente modesta que se dicen `de izquierdas', para ese sector popular amplio a quienes --porque abrigan un descontento hacia el sistema, por vago que sea-- aspiraríamos a convertir en votantes nuestros, para ellos, o muchos de ellos, lo simbólica y emocionalmente importante es la divisoria entre izquierda y derecha. Y nuestro error estribaría en, no habiéndonos percatado de eso, haber desenmascarado la política del PSOE sin miramientos, no haber querido, o no habernos empeñado en conseguir a toda costa, una unidad «de las izquierdas» que colmara los deseos de esos amplios sectores.

El diagnóstico puede ser superficial o inexacto. Y es que lo que tiene una carga simbólica y emocional enorme en España es la divisoria entre fuerzas de la República española y fuerzas que vienen del régimen fascista. La rotulación de `izquierda' y de `derecha' corresponde aproximadamente con eso, pero la real divisoria en la mente de mucha gente modesta es la otra. No deja de ser irónico, y casi un INRI, que un partido socialista cuyos líderes y cuadros provienen en buena medida de las filas del régimen franquista, con personajes que eran jefes de centuria de las Falanges juveniles de Franco entre sus máximos líderes, se permita (como lo ha conseguido en varias ocasiones gracias a D. Alfonso Guerra)aparecer como el abanderado de la herencia republicana, mientras que IU no lo ha logrado, entre otras razones porque jamás lo ha intentado.

Así pues, el diagnóstico acude a una categoría socorrida, manida, internacionalmente válida como un comodín de valor entendido y convencional (la de `izquierda') pero que a lo mejor sólo superficialmente responde al genuino sentir profundo del pueblo español.

La hipótesis que emitimos puede avalarse con varios tipos de datos; uno el inductivo (nuestras apreciaciones se basan en generalizaciones a ojo de buen cubero, pero se podría hacer un estudio sociológico en serio); otro, el geográfico: examínese la distribución territorial del voto, y dedúzcanse las modificaciones explicables por cambios socio-económicos en las regiones orientales de España; y otro de sentido común, porque sabemos por experiencia histórica que hay líneas de sentimiento popular que se transmiten de generación en generación y que perduran décadas o hasta siglos.

Aun así, tales factores ni son inalterables ni perduran en la misma forma. La importancia de ese sentimiento popular en buena parte de España puede que siga siendo hoy mucho mayor de lo que se quiere reconocer. Pero también es cierto que hay sectores amplísimos de las nuevas generaciones para los cuales ya todo eso es mero pasado. Para esos sectores es mero pasado lo que el documento llama `la división convencional izquierda-derecha'. Si para los otros sectores cuenta mucho en qué medida se percibe a una formación como heredera y continuadora de los luchadores republicanos de 1936-39 (sin que esos electores estén deseando un inmovilismo o vivir de recuerdos o de viejas batallas), para esos otros sectores juveniles cuenta lo que se perciba como moderno y como canalizador de sus aspiraciones (unas de índole muy pragmática y hasta egoísta, otras de sesgo ante todo protestatario, la expresión de la rabia, del NO al sistema).

Es dudoso que IU haya estado a la altura ni de los unos sectores ni de los otros. De los unos no, porque para nada ha querido aparecer como algo que pueda verse, ni de lejos, como reminiscente o nostálgico del republicanismo y antifascismo español de 1936-39. De los otros tampoco, justamente por permanecer (dígase ahora lo que se diga) anclada en una postura «de izquierdas» que difícilmente atrae a sectores juveniles a los que aludimos: ni a los pragmáticos, ni a los que sienten la necesidad del rechazo, de la contestación y la protesta. Para los pragmáticos IU es demasiado ajena a las consideraciones de la sociedad moderna, demasiado abstracta. Para los protestarios y contestatarios (muchos de los cuales están resucitando el viejo anarquismo) IU es demasiado «fuerza del sistema», demasiado institucional e institucionalista.

De ser todo eso así, habría que plantearse cómo recuperar y rescatar, para fuerzas anti-sistema de verdad (si es que IU lo es y, de serlo, si quiere seguir siéndolo), esa herencia republicana y antifascista, que no se ha perdido, a la vez que atraer a esos nuevos sectores juveniles, o por lo menos a algunos de ellos.

De entre esos nuevos sectores juveniles no se pueden desconocer ni desestimar aquellos que, no sólo no añoran emocionalmente «las izquierdas», sino que creen que eso está superado y que hoy se requieren otras políticas; justamente un número de jóvenes que no creen en siglas ni en viejas etiquetas, sino que pragmáticamente sólo miran propuestas, programas. Si esos sectores, muchos de los cuales pueden ser muy modestos, están o no en la `izquierda social' es asunto meramente terminológico (todo depende de cómo se defina eso de la `izquierda social'). No cabe duda de que muchos de ellos votan al PP.

¿Hay alguna razón para que hayamos de volcar la totalidad de nuestros afanes de recuperación electoral sólo a personas que hayan votado al PSOE o se hayan inclinado a hacerlo, sin dedicar, por el contrario, ningún esfuerzo para atraernos a personas igualmente modestas, igualmente interesadas objetivamente en un cambio social, que hayan votado al PP? ¿Son de la `derecha social' todos los que han votado al PP? ¿Son todos ellos ricos? Sin contar con el enorme porcentaje de ricos que votan a CiU, el PSOE, el PNV, aunque todavía quedara una mayoría de ricos para votar al PP (querríamos que eso se demostrase), sin duda constituirán sólo una minoría de los electores que otorgan su confianza el PP.

Lo que el documento está medio-proponiendo (o así nos permitimos entenderlo, y creemos que así lo entenderán muchos) es que hay que tener una política de mayor proximidad hacia el PSOE para colmar las aspiraciones de un amplio sector popular. Y esa política sería errónea por todas las razones aducidas y por muchas otras.

Además, lo que tiene de fundamento la afirmación que criticamos ya se daba (y más) hace años, sin que por eso IU determinara su política en función de eso.Sabemos que muchos electores tienen ideas falsas, equivocadas, basadas en símbolos y en actitudes emocionales. Muchos electores y muchos de nosotros en muchas facetas de nuestra vida. El ser humano es racional, mas sólo imperfectamente racional. No por eso nos vamos a sumar a una irracionalidad en aras de obtener el aplauso a cualquier precio y a corto plazo. Al revés, actuar así se paga. Se paga caro, y no tardando mucho. Tal vez sea la penetración de un planteamiento así lo que estamos empezando a pagar.

No olvidemos que en el documento que comentamos cada párrafo ha de entenderse en un doble sentido: como parte del diagnóstico de las causas del revés del 13-06-1999 y como esbozo de solución que corrija, en lo posible, tales causas. Difícilmente tiene otro sentido. Conque esas referencias a la `izquierda social', a sus símbolos y emociones, difícilmente pueden encerrar un sentido alejado del que trata de desentrañar nuestra lectura.

A lo mismo apuntan también otros párrafos como éste:

No podemos dejar de mencionar el papel que en la percepción de lo que es Izquierda Unida han jugado conflictos como el vivido con Nueva Izquierda a nivel federal y otros ocurridos en diferentes federaciones. Sin duda, en el contexto explicado y sumado a otros factores ello ha contribuido a un deterioro de la imagen de pluralidad de IU.

Sin duda constituyen un factor indesdeñable en la vida política española la lucha emprendida por Nueva Izquierda contra la línea de IU y la coincidencia política de esa misma `Nueva Izquierda' con el PP y el PSOE (abaratamiento del despido, pacto de Toledo, política euro-monetaria de Maastricht, enfervorecida adhesión a la intocabilidad de la monarquía). Era obvio que eso iba a quitar votos a IU, hiciera IU lo que hiciese. Mas ¿qué se está insinuando? Porque no se dicen las cosas por decir. Se quiere decir algo. Y ese algo, en todo el contexto del documento, ¿qué va a ser sino que habría que haber evitado a cualquier precio esa ruptura --aunque fuera sumándonos al Pacto de Toledo, a la confluencia euro-monetarista pro-Maastricht, al acuerdo para liberalizar y abaratar el despido, a la consideración de la monarquía como tema tabú e intocable? ¿Es eso? Si no, ¡qué curioso que no se mencionen esos puntos como válidos! Si sí, ¿no sería más ético y más honesto decirlo a las claras?

Pero ¡que nadie se engañe! Cortejando unos votos, se pierden otros. Aunque IU hubiera accedido al chantaje de Nueva Izquierda, ésta habría querido más y más hasta desembocar en una integración completa de IU en el PSOE o su conversión en apéndice del PSOE. Los hechos lo muestran. Y cada paso en esa dirección habría arrebatado a IU los votos de los sectores que no comulgan con todo eso.

Justamente para compensar esa erosión por la derecha habría que haber emprendido una apertura a la izquierda extraparlamentaria susceptible de simpatizar con una posición de IU en esas cuestiones. No se hizo, y en la práctica se ha ido volviendo a cortejar en muchos sitios a los de Nueva Izquierda, incluso después de lo que hicieron e incluso cuando estaban atacando más fuertemente a IU. Desconfianza total hacia los sectores radicales de la protesta y la contestación; separación total de los sectores de anarcos, okupas, antimilitaristas radicales etc, pero setenta veces siete perdones y súplicas humildes de reacomodamiento a cualquier precio para con los señores respetables de Nueva Izquierda.

Los resultados están ahí.

Yendo en la misma dirección, dando un paso más, hallamos en el documento la siguiente perla:

No podemos desconocer la importancia que algunos elementos de nuestra práctica política han podido jugar en la explicación de nuestra actualidad y nuestros resultados. Merece una reflexión más meditada la manera en la que hemos expuesto nuestra posición sobre algunos aspectos en torno a la guerra en Yugoslavia.

En primer lugar, aquí el diagnóstico nos parece por completo errado. Ni para bien ni para mal, afortunada o desgraciadamente, influyen en la mayoría de los electores las cuestiones de esa índole. No por desinterés, sino porque el elector es motivado fundamentalmente por consideraciones pertinentes cercanas: unas de índole pragmática, otras de tradición, otras de afectividad. Mas no determina su voto a favor o en contra de una formación por el discurso acerca de asuntos de política internacional que no parecen afectar directamente a su país. Seguramente es así aquí y en todas partes. Pero aquí más, justamente porque el papel de España en los asuntos internacionales es sumamente limitado, modestísimo en verdad.

Pero lo grave del párrafo es lo que está insinuando: que había que haber adoptado la posición de los neutralistas, que daban por buena la propaganda belicista de la NATO y su campaña de mentiras pero que así y todo rehusaban avalar los bombardeos acantonándose en el eslogan `Ni ... ni': ni apoyo a losagresores ni apoyo a los agredidos.

No es éste el lugar apropiado para entrar en esa discusión, mas querríamos que los autores del documento calcularan cuántos votos se hubieran ganado adoptando esa actitud vergonzosa (que ha sido la del cabeza de lista de IU a las elecciones euro-parlamentarias, sólo que todavía más escorada hacia una simpatía apenas velada hacia la NATO y a una condena más acentuada de las víctimas de su agresión). No sabemos si a los autores del documento se les ha ocurrido pensar que justamente los sectores de electores conscientes a quienes preocupan esas cosas se habrían alejado así todavía más de IU; que puede que muchos hayan votado la candidatura euro-parlamentaria de IU porque, afortunadamente, no escucharon las declaraciones del número 1 de esa candidatura; pero que desgraciadamente muchos sí las escucharon --muchos que probablemente no tenían otra razón para votar a ese señor salvo que figuraba en primer lugar en la lista de IU--. Pasó lo que pasó.

¿Exageramos en nuestra lectura del documento? ¡Ojalá! ¡Cuánto querríamos equivocarnos! Lamentablemente, nuestra interpretación del mismo se refuerza ante párrafos como éste:

En estos momentos también resulta imprescindible manifestar con seguridad lo que queremos seguir manteniendo de Izquierda Unida.

O sea que parte de lo que significaba Izquierda Unida se va a abandonar, se va a sacrificar. ¿Qué parte? Lamentablemente la mejor.

Lo que se perfila ahora es:

Izquierda Unida debe seguir realizando una contribución fundamental en la vertebración de un movimiento social organizado, de propuesta alternativa y resistencia al avance del pensamiento único, con capacidad de ilusionar y convencer a las mayorías sociales de nuestro país de que son posibles políticas alternativas a las propuestas por el PP. Que es posible otro modelo económico, social y cultural. Derrotar al PP y sus políticas neoliberales, que profundizan la desigualdad y que nos conducen hacia una sociedad basada en la precariedad y la exclusión social constituye el objetivo central de este período. Y a ello vamos a dedicar todos nuestros esfuerzos. Para conseguirlo, es necesario seguir esforzándonos en la construcción de una alternativa programática a las políticas de la derecha neoliberal impulsando la movilización social, cultural y política con todos aquellos dispuestos a compartir esta tarea.

El párrafo es tremendamente farragoso (como todo el documento), mas no lo hemos querido cortar, sino que lo hemos reproducido íntegro. No para comentar todo lo que en él se medio-dice, mas sí unos cuantos puntos centrales.

`Derrotar al PP'. O sea la política condenada hace años de `todos contra la derecha', `todos unidos para echar a la derecha'. Lo que todos recordamos son los argumentos de Julio Anguita que tanto nos animaron y estimularon. En lugar de eso, `todos contra la política de derechas', denuncia de esas políticas tanto cuando las perpetra el PSOE como cuando y donde lo hacen el PP o CiU o el PNV, los cuatro pilares del neoliberalismo en España.

Ahora eso es pasado. Ahora lo que cuenta es echar al PP `y a sus políticas neoliberales', aunque sea para entronizar otras políticas (bueno, no otras sino en realidad las mismas) igualmente neoliberales pero que no sean del PP. Ahora lo que se propone es ilusionar y convencer a las mayorías sociales de nuestro país de que son posibles políticas alternativas. Ilusionar. Palabreja de varios sentidos, con los cuales se juega. Ilusionar es, sí, despertar entusiasmo. Pero también es infundir una ilusión, una esperanza ilusoria, y explotarla. Eso hace el PSOE. Hay quienes tienen entusiasmo en denunciar a este repugnante e injusto sistema que padecemos y trabajarían con ardor y abnegación en eso (uniéndose a un movimiento social que no hay que inventar sino que existe: movimiento peatonal; movimientos de insumisos y objetores de conciencia; okupas; coordinadoras antifascistas; luchas de desempleados y discriminados, etc). Ésos no tienen ninguna ilusión en la posibilidad de buenas políticas del PSOE ni en que se vayan a corto plazo a ganar elecciones junto con el PSOE a favor de políticas alternativas en sentido convencional. Otros (no ésos: otros) no sienten tales entusiasmos mas en cambio sí pueden ilusionarse o hacerse ilusiones en el PSOE, son propensos a tales ilusiones, muchas veces decepcionadas pero que, como todos los hábitos, se resisten a morir.

Izquierda Unida tiene que decantarse. Bueno, el documento muestra que ya se está decantando. Con los ilusos e ilusionables y frente a los entusiastas del NO al sistema. Por la vertebración de un movimiento social organizado integrado en el sistema y que se supedite a la participación institucional y en contra de un movimiento social anti-sistema que nos atraiga a esos amplios sectores que rechazan la vida política de nuestras instituciones, tal como la ven.

Pero que IU defienda (que ya se ve que no va a seguir haciéndolo) una organización popular anti-sistema no quiere decir que tenga que inculcar ilusiones de que los problemas se resuelven al margen de las instituciones. No,se defienden reclamando, exigiendo --a través del movimiento de masas, de la lucha, y de la movilización de la opinión protestataria-- políticas institucionales de desprivatización, de fomento de lo público, de estado del bienestar.

Al revés, el documento, a la vez que claramente se decanta por cortejar a los proclives a las instituciones vigentes descuidando a los sectores que las rechazan, a la vez (y aunque ello parezca paradójico) medio-esboza un nebuloso proyecto de organización social no estatal, de donde vendrían las soluciones:

... Y esto quiere decir [ser] más activos en organizar la construcción de una alternativa social, política y cultural, en ... [ser] tenaces y sistemáticos en la contribución, junto con otros, de la organización de redes sociales, de comunidades, de asociaciones, en fin, de haber sido más copartícipes de la autoorganización de la sociedad civil y de su resistencia contra el pensamiento único.

Vamos a ver: si las redes son redes de lucha a favor de lo público (de la planificación pública de la economía, de la empresa pública, de la sanidad pública, de la educación pública etc), e.d. de las desprivatizaciones, entonces ¡estupendo!

Pero lo que se está insinuando ahí no es eso, ¿verdad? Porque, si sí es eso, ¡qué modo más raro de decirlo! No, lo que probablemente se está insinuando es que la construcción de una alternativa social, política y cultural signifique, no la «construcción» (¿¡!?) de propuestas políticas alternativas a favor de lo público, sino la construcción social y cultural alternativa, plasmada en un conglomerado de redes sociales y de comunidades. Idea nebulosa, vaporosa y difuminada, pero idea, que, si se enuncia aquí, es por algo. ¿Es compatible esa idea con las propuestas de desprivatización? ¿O es un neoliberalismo con rostro humano que se resigne al dominio absoluto de lo privado pero que busque una privacidad y una privatización «vertebradas» que enriquezcan a las «comunidades sociales» y a ciertas «redes» no estatales? P.ej. a empresas de los sindicatos, cooperativas, fundaciones, mecenazgos, etc.

(Nada tenemos contra la utilización de cualesquiera formas de organización, ésas o cualesquiera otras, en el marco de la lucha por el estado del bienestar y a favor de lo público; sólo nos inquieta que de tapadillo se quiera abandonar la lucha por lo público.)

Es más, en ese contexto la sumamente inquietante frase de `la autoorganización de la sociedad civil' --por mucho que se le añada la coletilla `y de su resistencia contra el pensamiento único'-- no hace sino incrementar nuestro temor de que se nos esté vendiendo un abandono de la defensa de lo público (o sea, de lo estatal) en beneficio de lo privado, de eso que justamente el «pensamiento único» proclama y exalta como «la sociedad civil» (esa «sociedad civil» tanto más rica --se nos dice-- cuanto más pobre es el estado, al que precisamente los adeptos del viejo y nuevo liberalismo burgués nos presentan como un parásito ajeno y externo a la sociedad y que la explota --de suerte que la fórmula `menos estado' daría la clave de la mayor vitalidad de la llamada `sociedad civil').

Frente a lo que puede constituir así el inicio de un viraje a favor de lo privado y en contra de lo público, hay que cuestionar esa misma noción de `sociedad civil' como suma de los particulares dispersos, aisladamente tomados uno por uno, al paso que la propia sociedad estructurada y organizada --con unas instituciones públicas comunes-- sería supuestamente algo ajeno y externo a tal «sociedad civil».

Es como si en una comunidad de vecinos se quisiera distinguir la «sociedad civil comunitaria» como mera serie de los vecinos particulares con sendos haberes, y la organización pública o común, la cual sería así algo ajeno y exterior a tal sociedad. No hay tal. No existe más «sociedad civil comunitaria» que la organizada por una institución común y que asume unas responsabilidades colectivas. Otra cosa será distinguir esa comunidad en sí de la junta directiva; igual que una cosa es el estado y otra el gobierno. Las juntas directivas vienen y van; la comunidad permanece. Los gobiernos se suceden. El estado persiste.

Y, para terminar, comentemos escuetamente este pasaje:

Mantener el proyecto de construir un bloque social, político y cultural plural y trabajar en ese marco por diversas formas de unidad de acción de una izquierda también plural que permitan una lucha común contra el bloque de derecha y, en particular, contra un PP en ascenso.

Las palabras no son neutrales. `Izquierda plural' es lo de Francia. Y ya se ve lo que ha dado de sí. Ya se ve la bancarrota del PC francés, al que ya sólo separa poco más de un punto de distancia de la extrema izquierda, que le pisa los talones. Cuando lo alcance, el PC francés estará condenado. Su política de alianza con la socialdemocracia, de participación en un gobierno criminal yasesino, no le ha valido la benevolencia de nadie. Y en cambio ha suscitado el descontento de muchos electores la complicidad con la política social reaccionaria y antipopular de ese gobierno (enmascarada con lo de las 35 horas).

Pero Francia es Francia y España es España. En Francia al menos hay República; hay fuertes instituciones de seguridad social que nadie se ha atrevido a desmantelar ni medio-desmantelar (como se está medio-desmantelando en España buena parte de lo poco que nunca hubo); hay una vida cultural de tradición republicana y progresiva; hay un funcionamiento regular de instituciones no-discriminatorias, que no favorecen a unos franceses a expensas de otros; hay una tradición jacobina de buena y honesta administración. En España no. En España acoplarse a los pro-sistema es también aceptar el trágala de nuestras instituciones extremadamente corruptas, del patio de Monipodio, de los reinos de taifas, del clientelazgo brutal. Y de la monarquía.

Aunque la verdad es que no podemos ser optimistas con relación a los autores del documento (si bien cabe siempre una posibilidad de que se haya tratado de un simple error momentáneo por su parte, una cegazón transitoria por la aflicción de los resultados del 13-06-1999, de la cual, reflexionando, acaben saliendo), nos queda la esperanza de que todavía retrocedan antes de lanzarse al abismo los líderes de IU que ganaron un merecido aplauso cuando, años atrás, enarbolaron la bandera de las reivindicaciones justas y de la denuncia de la corrupción y de los pactos de toma y daca.


Viernes 09 de julio de 1999
Corregido: sábado 10 de julio de 1999
por Lorenzo Peña --ESPAÑA ROJA

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