1. Aunque, hablando de privatizaciones, es difícil que nadie logre superar el celo privatizador del gobierno del PSOE, el que desmanteló [«reconvirtió»] nuestra industria pesada y entregó los restos a granujas de la empresa privada; el que regaló, más que vendió, franjas enormes del patrimonio común de todos los españoles a cambio de las millonarias propinas de los convolutos; el que --por boca del primer ministro de la Corona, Sr. González Márquez-- se jactó chulaponamente en el Parlamento de estar empeñado en seguir privatizando contra viento y marea, y que eso pasaría por encima de la campana gorda, porque lo de la empresa pública era cosa de otra galaxia que no se estila `ni en La Habana'. ¡Lo dijo Blas [vale decir, Felipe], punto redondo!
















2. Eso no significa que --con tal de que fuera el marco de una política social general más defendible-- no habría nada que objetar al modelo de financiación autonómica descentralizado que se ha ido perfilando y desarrollando en las últimas legislaturas (primero por el contubernio Pujol-González y luego, un paso más, por el tandem Pujol-Aznar). Aun así, subsistirían problemas graves. Unos estarían ligados a la cuestión misma de la solidaridad entre las regiones (p.ej. ¿estarían las instalaciones sanitarias de las regiones más favorecidas abiertas a quienes las necesitaran aunque provinieran de las regiones más desfavorecidas?). Mas otros problemas afectan a la conveniencia o inconveniencia de que --en un mundo como el de hoy, en que se tiende a la aldea global-- se atomice y, hasta cierto punto, desmembre al País en un sentido localista y parroquial que dificulta el uso racional y planificado de los recursos.
















3. También habría que tener en cuenta la presión política de los dirigentes de los partidos afines o simpatizantes de esa lucha (concretamente sería erróneo ver la lucha de CC.OO. en una fase sin la presión de la política de D. Santiago Carrillo Solares, cuya orientación claudicante y pro-burguesa aún sigue provocando, tantos años después, graves consecuencias).
















4. Lamento sin embargo que los autores del documento aquí criticado no se hayan atenido a la misma pauta. El párrafo penúltimo de su documento tilda a quienes discrepan de su línea en IZQUIERDA UNIDA de Madrid de caer en `izquierdismo de salón, palabrería seudo-radical, o revolucionarismo por horas' (aunque tampoco despliegan en ese reproche la claridad que querrían inspirase su prosa, toda vez que no precisan si esos vicios son los de todos los discrepantes, algunos de ellos, muchos de ellos, o simplemente un peligro que podría darse en un caso hipotético). Tales calificativos peyorativos pertenecen a otra época, en la que se usaba y abusaba de ellos para denigrar a todo aquel que tenía una discrepancia estratégica o táctica con quien se juzgaba a sí mismo líder nato y sacrosanto. Las condiciones de la lucha entonces, si bien no justificaban, al menos excusaban o disculpaban el proferir tan abusivas expresiones. Averiguar quiénes de entre los que discrepan de la comisión permanente de IU-CM practican izquierdismo de salón (tal vez de saloncito, de cuarto de estar, o de modesto despacho), quiénes son revolucionarios por horas y quiénes lo son a tiempo completo (¿¡!?), y en qué estribe eso, sería harina de otro costal. ¡Debatamos los problemas políticos sin ese tipo de caracterizaciones malévolas de quien no está de acuerdo con nosotros!
















5. Ensayo distribuido el ocho de octubre de 1991 en la Asociación de Amistad Hispano-Cubana «Fray Bartolomé de las Casas» en el Acto para recordar la muerte de Ernesto CHE Guevara. Publicado en NUESTRA BANDERA Nº 151 (Madrid: IVº Trimestre de 1991), pp. 90-99.
















6. Véase: Hugh Thomas, The Cuban Revolution, Londres: Weidenfeld & Nicolson, 1986, p. 92.
















7. Sobre la influencia de las obras de Mao Tsetung y de Vo Nguyen Giap en los movimientos armados anticolonialistas en Asia y en África véase: Franz Ansprenger, The Dissolution of Colonial Empires. Londres: Routledge, 1989, esp. pp. 270ss.
















8. Ernesto Che Guevara, Obras Escogidas: 1957-1967. La Habana: Editorial de ciencias sociales, 1985, 2 tomos. Véase t. I, p. 31. Todas las obras del Che vienen citadas en adelante según esa edición, mediante la abreviatura [OO.EE.]
















9. Véase, del autor de la presente Nota, el corto ensayo al respecto: «The Conflict among Virtues in the Statesman», destinado al III Symposium Platonicum, que se celebrará en Bristol en agosto de 1992.
















10. Madrid: Editorial Revolución, 1991, págª 69.













11. Véase al respecto mi artículo «Miseria o esplendor de la economía de mercado», Cuestión Nº 0 (Madrid: junio de 1991), págªs 31-48.

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Director: Lorenzo Peña