La situación política en Albania

Jorge Cortes Monforte(5)

La poca información que nos llega de Albania se reduce a breves del tipo «en un día se han registrado 24 muertos en Albania», «veintitrés muertos en las últimas 48 horas», etc. Ningún ejercicio de verdadero periodismo: ni descripción ni análisis de la situación real del país y de su población civil (creo que, como opinión pública, estamos en condiciones de comprender escritos que vayan un poco más allá del «caos generalizado»); ni mención siquiera de las responsabilidades y el papel que han jugado y juegan en este momento EE.UU. y la U.E., empeñadas en sacar adelante como sea unas elecciones de dudosa fiabilidad, apoyándose en las mismas élites políticas y económicas que engrosaron sus arcas con el escándalo de los bancos piramidales.

A este respecto, valgan las declaraciones de Ramón de Miguel, secretario de Estado de Política Exterior y para la Unión Europea, señalando que «no deseamos cambiar de interlocutor político, sino seguir manteniendo el diálogo con el Gobierno del presidente Sali Berisha, aunque no tenga la confianza de todas las fuerzas políticas».

¿Por qué no se nos dice que es imposible que los 500 observadores internacionales supervisen el proceso de votación y de recuento de votos en los más de 4000 colegios electorales? ¿Por qué no se nos dice que la OSCE afirma que serán los 5000 soldados de las tropas internacionales los que cuiden de la seguridad de esos mismos colegios electorales, labor, de nuevo, manifiestamente irrealizable, dado su número?; ¿por qué no se nos informa de la dimisión del coordinador de la OSCE para las elecciones, Brian Pridham, quien declaró que «mis consideraciones morales y profesionales no me permiten continuar en el puesto altos círculos de la OSCE están intentando ejercer influencia en los resultados de las elecciones»; ¿qué tipo de elecciones son éstas, en las que el primer ministro de Albania pide a los partidos que «se abstengan de celebrar mítines en lugares públicos (¡!) para evitar atentados»?; ¿por qué no se denuncia que las potencias occidentales no están tomando medidas encaminadas a una solución efectiva y real del conflicto?; ¿es que no se quiere reflejar que la intervención militar auspiciada por ellas no ha solucionado nada? (a este respecto, señalar que, durante el primer mes, en la zona ubicada bajo responsabilidad española apenas se ha repartido el equivalente a dos camiones de ayuda humanitaria y que continúa el contrabando de grandes cantidades de chatarra hacia Montenegro - y de maquinaria y equipos de elevado valor entre ella - para conseguir más armamento y material, según afirma la Revista Española de Defensa en su número del mes de mayo).

Sospecho, y de ahí mi temor, que el único objetivo del gobierno español para enviar a la Legión a Albania es darle un barniz «democrático» y «humanitario» al ejército.

Sospecho también que pueda ser perfectamente que, después de las elecciones albanesas (que sólo en la semana del 16 al 22 de junio se han cobrado más de 40 muertes), las potencias occidentales en bloque otorguen «su» certificado de validez a las mismas y que «nuestro» ministro de la Guerra, Eduardo Serra, sea capaz de decir palabras parecidas a aquellas pronunciadas por su predecesor, Julián García Vargas, con motivo del envío de tropas españolas a Bosnia: «lo propuse al Gobierno convencido de que el riesgo de fracaso de Naciones Unidas era elevado.

Lamentablemente, esos temores se han confirmado , aunque el balance para España sea positivo (¡!)». Una vez más (Bosnia, Somalia, Ruanda,) la población civil es la víctima de los manejos de sus élites nacionales y los intereses varios de las potencias occidentales.

<223760@cienz.unizar.es>

Volver al portal de ESPAÑA ROJA

Volver al Nº 6 de ESPAÑA ROJA