Evitar el Retorno de los Genocidas

ARNALDO MUSA

<13>Nota 7_1

¡Qué importa que algunos merezcan la pena de muerte mil veces y otros un millón! Con esas palabras, el Fiscal del proceso en Nuremberg juzgaba los crímenes de dirigentes nazis durante la Segunda Guerra Mundial, y podemos subrayarlas ante el genocidio cometido por el Jmer Rojo en un corto período de la historia reciente de Camboya.

Aunque una nueva generación de camboyanos domina el panorama poblacional de la nación, ésta se vio disminuida de siete a cuatro millones de habitantes en solo 44 meses, hasta enero de 1979, por los seguidores de Pol Pot, la mayoría continúa temiendo y desconfiando del Jmer Rojo y lo que desea es llevar una vida en paz.

Precisamente el Jmer Rojo ha sido el principal motivo del largo conflicto sostenido entre los dos primeros ministros de Camboya, el cual, finalmente, explotó el pasado día 6.

El coprimer ministro Norodom Ranaridh se proponía incorporar a los remanentes del Jmer Rojo (ex polpotistas) en una alianza política con el Frente de Unidad Nacional para una Camboya Independiente, Neutral, Pacífica y Cooperativa (FUNCINPEC), con el pretexto de poner fin a la guerra. Pero el coprimer ministro Hun Sen señaló que ello suponía darle vida legal, fortalecer a los genocidas y constituir una alianza contra el Partido del Pueblo de Camboya (PPC).

Los hechos son conocidos: Hun Sen, de manera rápida y sorpresiva, se adelantó a los planes que se fraguaban, sacó sus tropas a las calles de Phnom Penh y aplastó a las unidades militares del otro coprimer ministro, quien desde 24 horas antes se había puesto a buen recaudo en Francia y luego viajó a Estados Unidos para tomar las banderas de la suspensión de ayuda y de las sanciones económicas a Camboya.

Hay que recordar que el Ejército Nacional de Kampuchea Democrática --nombre oficial del Jmer Rojo--, continúa siendo una de las organizaciones más herméticas del mundo. Según sus cabecillas, no son necesarias las relaciones públicas dirigidas a explicar su comportamiento. Saben que todo cuanto digan tendrá nula credibilidad. Tanto ha sido el daño que han hecho!

La acción de los revolucionarios camboyanos y los voluntarios vietnamitas salvó del exterminio al pueblo jmer hace 18 años.

No deja de resultar extraño que, de la noche a la mañana, dirigentes del Jmer Rojo que llegaron a ser ideólogos del exterminio masivo, tomaran una imagen de «buenos» y trataran de hacer desaparecer del escenario a sus más desprestigiados jefes, entre ellos al connotado Pol Pot, de quien, no se sabe aún realmente si está vivo o muerto.

La prensa occidental y de países vecinos que llegaron a ser santuario de los polpotistas fue la principal fuente de estos supuestos «cambios», deserciones entre sus filas y actitudes de algunos políticos tendentes al arreglo con el Jmer Rojo y al olvido de su pasado genocida, todo en aras de una presunta «reconciliación nacional».

Simultáneamente empezaron a aparecer grupos armados en la capital, con hombres llegados de «no se sabe dónde», lo cual dio pie a las versiones del Partido del Pueblo de Camboya de una confabulación del Jmer Rojo con Ranaridh y la toma de la capital por las fuerzas leales a Hun Sen.

Así se llegaba a la actual y tensa situación, tras un lustro de continuadas querellas entre ambas partes, nacidas a raíz del Acuerdo de París de 1992 y las elecciones celebradas al efecto, boicoteadas por el Jmer Rojo y bajo la tutela de Naciones Unidas, que dio el triunfo al FUNCINPEC, el cual, no obstante, tuvo que compartir el poder con el hasta entonces gobernante PPC.

Hun Sen, por su parte, afirma que no le interesa el poder, que cualquier otro dirigente del FUNCINPEC puede tomar el lugar de Ranaridh, pero hasta el momento encuentra una actitud hostil por parte de Estados Unidos y algunos de sus aliados, que coquetean con el bloqueo político y la suspensión de la ayuda económica y humanitaria a un país necesitado de alimentos más que de armas.


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