LA POBREZA EN EL MUNDO

ARSENIO RODRÍGUEZ

<15>Nota 9_1

LOS ORGANISMOS internacionales definen la miseria en el mundo con categorías como: simplemente pobreza, extrema pobreza, pobreza humana y otras, que en esencia resumen el hambre, la insalubridad, el analfabetismo, la falta de atención médica y de viviendas de una gran parte de la humanidad.

En su Informe sobre Desarrollo Humano 1997, preparado por encargo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que acaba de darse a conocer, se plantea una nueva definición de la pobreza, aquella que va más allá del bajo ingreso económico.

Sobre el particular precisa que algunos países, cuyo ingreso per cápita ha aumentado, han experimentado sin embargo un deterioro de su nivel de vida, lo que ha afectado especialmente a los pobres.

El Informe se concentra en la pobreza mundial y presenta un nuevo Indice de Pobreza Humana (IPH), lo que según sus autores permite detectar si la población de los países subdesarrollados tiene lo que necesita para vivir una vida larga y sana, disfrutando de un nivel decente de vida.

Cuba entre los de Menor Pobreza

Según estudio realizado entre 78 países considerados en la categoría de subdesarrollados, bajo el prisma del IPH Cuba se encuentra en segundo lugar entre los que tienen el menor nivel de pobreza, sin entrar en consideraciones que todos los cubanos conocemos en carne propia, como es el criminal bloqueo y todos los intentos por aplastar al proceso revolucionario que ha propiciado precisamente ese nivel de vida que hemos alcanzado.

Los cinco países que encabezan la lista, han reducido la pobreza humana a menos del 10 por ciento de su población. Son ellos, en este orden, Trinidad y Tobago (4,1), Cuba (5,1), Chile (5,4), Singapur (6,6) y Costa Rica (6,6). Países como México, Emiratos Arabes Unidos, China, Indonesia e Irán se hallan entre los que rebasan el 10 por ciento.

En esta nueva forma de medir la pobreza, se reflejan tres variables: brevedad de la vida (antes de los 40 años), falta de educación básica, o porcentaje de analfabetos, así como falta de acceso a recursos como la salud, el agua potable y una nutrición razonable.

Los autores, precisa el documento del PNUD, excluyeron «del estudio del IPH a los países industrializados, no sólo por las restricciones acerca de los datos, sino además porque sería necesario utilizar diferentes variables para medir la privación en esos países», que por demás, agregaría, no escapan a índices de pobreza alarmantes.

Pero valoremos la importancia del tema, teniendo en cuenta los propios datos que presenta el estudio, como que la pobreza humana afecta a más de una cuarta parte de la población de los países subdesarrollados, a los que se deben agregar los cientos de miles que en los llamados países ricos no tienen siquiera qué comer, carecen de viviendas, atención médica adecuada y ni siquiera pueden leer --por ser analfabetos-- los supuestos derechos humanos que sus gobiernos dicen defender.

Política para Enriquecer a los Ricos

El propio análisis de la organización especializada de Naciones Unidas entra en materia cuando valora «políticas injustas relativas a comercio, mano de obra y finanzas, que cuestan a los países pobres 500 000 millones de dólares anuales», 10 veces lo que reciben en ayuda externa.

Al referirse a la expansión mundial del comercio y la inversión extranjera, se precisa que «se lleva adelante a una velocidad vertiginosa, pero en gran medida en beneficio de los países más dinámicos y poderosos del Norte y del Sur».

Sigue una afirmación que obliga a la reflexión: «Corresponde a los países menos adelantados, con el 10 por ciento de la población mundial, sólo el 0,3 por ciento del comercio mundial, la mitad de la parte que le correspondía hace dos decenios. La parte que corresponde al 20 por ciento más pobre de la población mundial se ha reducido del 2,3 por ciento del ingreso mundial en 1960, al 1,1 por ciento en la actualidad, y sigue bajando».

Otros elementos claves presentes en el documento, que gravitan sobre la difícil situación por la que atraviesan los países pobres, es que de la inversión extranjera directa, dos tercios se han dirigido a ocho países, dejando fuera a más de la mitad de estas naciones.

Al margen de las solicitudes que hacen los autores de este informe a los países desarrollados, en cuanto a llevar adelante políticas que por lo menos reduzcan el daño que la actual globalización provoca en los países subdesarrollados, otros datos demuestran la imposibilidad --a pesar de las buenas intenciones-- de reducir en breve tiempo la extrema pobreza en el mundo.

Por sólo citar algunas cifras claves, debe tenerse en cuenta que los precios reales de los productos básicos exportables fueron en los años 90 inferiores al 45 por ciento del nivel de una década anterior y que los países de menos desarrollo pierden más de 60 000 millones de dólares por año a consecuencia de los subsidios agrícolas y las barreras que los industrializados oponen a las exportaciones de textiles, por ejemplo.

Muchas otras estadísticas, denunciadas en foros internacionales por las naciones del Tercer Mundo, demuestran una realidad que, aunque reconocida en el informe del PNUD, resulta muy difícil de paliar con buenas intenciones.

Ejemplo de ello es la propia conclusión del documento, cuando precisa que «en el plano internacional, los países más pobres deben tener acceso equitativo a la ampliación de las oportunidades mundiales de las corrientes de comercio, tecnología, inversión e información. Ha llegado la hora de redefinir nuestro concepto de cooperación y «ayuda» internacional y avanzar hacia un nuevo ideal de auténtica asociación de todos los sectores a escala mundial».

Optimismo aparte, eso sería como pedirle peras al olmo.


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