NACIONES UNIDAS, EE.UU. PLANEAN UNA GUERRA MUNDIAL CONTRA LA FAUNA ASILVESTRADA

TOKIO

Representantes de las 175 naciones que se han adherido a la Convención de los Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica, incluidos los EE.UU., se reunirán en Nairobi, Kenya, en mayo del 2000 para esbozar medidas encaminadas a exterminar especies supuestamente invasivas o frenar su expansión. Las medidas serán presentadas para su ratificación por los miembros de la CBD (Convención para la Diversidad Biológica) en el 2001.

Una vez ratificadas, podrían constituir un mandato global para apoyar las recomendaciones procedentes del Comité sobre Especies Foráneas creado por el Presidente americano Bill Clinton el 2 de febrero, con la consigna de «movilizar al gobierno federal contra los predadores agresivos y plagas.» La movilización debe estar en marcha en agosto del 2.000.

La definición de «predadores agresivos y plagas» elaborada por la CBD y el Comité sobre Especies Foráneas incluiría --entre muchas otras especies-- a: los gatos asilvestrados; los cerdos asilvestrados; las cabras montesas del Parque Nacional Olímpico en el estado de Washington; las palomas callejeras; los estorninos; las colonias de cotorras de San Francisco, Florida, y el área metropolitana de la Ciudad de Nueva York; y los caballos salvajes y burros en terrenos públicos, exceptuando las tierras administradas por la Oficina de Administración Territorial donde ellos disfrutan de limitados «derechos de asentamiento» desde 1971 en virtud de la Ley de Protección de Burros y Caballos Salvajes.

La mayoría de estas especies se mencionan explícitamente en el documento UNEP/CBD/SBSTTA/4/8 del Organismo adjunto a la CBD sobre cuestiones científicas, técnicas, y tecnológicas, de fecha 15 de febrero de 1999, y presentado como parte de la agenda de la reunión que ese organismo subsidiario mantuvo en Montreal del 21 al 25 de junio. Ese organismo subsidiario se conoce como SBSTTA. El gobierno japonés dio a conocer las conclusiones de la CBD en el Kyodo News Service del 26 de junio, un día después de que hubiera finalizado la reunión del SBSTTA. Indicaron que probablemente en Japón deberían incluirse otras especies como mapaches, comadrejas, garduñas, mangostas comunes, y percas. El anuncio vino dos semanas después de que la Agencia Japonesa del Medio Ambiente hiciera público un plan para matar 250 de los 300 ciervos nativos de Sika en las regiones montañosas de Odaigahara, para proteger de los mordisqueos la corteza de las coníferas de un antiguo bosque.

«Es la primera vez que la Agencia de Medio Ambiente ha decidido conservar un ecosistema matando a los animales salvajes,» escribió Sally Fisher del South China Morning Post editado en Hong-Kong. Si no hay una protesta pública fuerte, el proyecto de matanza de ciervos no será el último de este tipo.

Virtualmente ignorado por EE.UU., por los medios de comunicación canadienses, y por la comunidad humana internacional, el SBSTTA ha estado planeando una guerra mundial contra animales y plantas no-nativos desde mayo de 1998, cuando adoptó la «Decisión IV/1.C sobre especies foráneas que amenazan ecosistemas, hábitats o especies.»

De acuerdo con la «Nota de la Secretaría Ejecutiva» prologando el documento del 15 de febrero, «La COP [Conferencia de las Partes firmantes de la CBD] pidió al SBSTTA que desarrollara los principios que deben guiar la prevención, introducción y mitigación de los impactos de especies foráneas.»

El documento, constituyendo un plan compendiado del SBSTTA contra las especies foráneas, es notablemente menos partidario de ello que el contexto político que lo rodea, pero hay todavía en él motivos para temer que la fauna molesta llamada no-nativa pueda ser el blanco de agresiones inhumanas alegando que causan extinciones de especies en peligro y un daño económico que en realidad puede que sean el resultado del recalentamiento global, la polución, y otros cambios del hábitat causados por la actividad humana.

El culpar a las especies foráneas es lo que, por ejemplo, permitió a los reguladores abandonar las restricciones al desarrollo que de otro modo habrían sido requeridas por la Ley Norteamericana sobre Especies en Peligro. El hábitat podía seguir destruyéndose, mientras que un programa para matar a una especie foránea pasaba por una medida de atenuación de daños.

Examinando una acción del congreso relacionada con este tema, Roger Featherstone, director de Defenders of Wildlife Greenlines, advirtió en agosto mediante una alerta electrónica: «Algunas fuentes indican que el Secretario del Interior, Bruce Babbitt, ha persuadido al Senador Slade Gorton (republicano de Washington) para que presente una enmienda en el Senado sobre las Apropiaciones Interiores a fin de limitar los fondos para las designaciones de hábitats en peligro dentro de la Ley de Especies en peligro este mismo año». Featherstone explicó: «Babbitt trabajó entre bastidores con el Senador Pete Domenici (republicano de Nuevo Méjico) en un esfuerzo por suprimir los fondos del ESA para los hábitats en peligro. Los activistas ecológicos creen que Babbitt quiere que el Congreso dé sólo 1 millón de dólares para el hábitat en peligro para que la agencia puede alegar pobreza cuando se enfrente con pleitos por su fracaso para catalogar el hábitat en peligro. El ESA requiere que se declare hábitat en peligro cuando una especie es catalogada, todavía más del 90% de las especies catalogadas no tienen ningún hábitat designado.»

El colocar a las especies foráneas como blanco puede también reforzar programas financiados con impuestos para incentivar la caza, la pesca, y la utilización de trampas, como ha sucedido con el hasta aquí frustrado esfuerzo por despojar al Lago Yellowstone de la trucha-arco-iris mediante la pesca deportiva. La trucha-arco-iris fue introducida en el Yellowstone National Park para aumentar las oportunidades de pesca. La influyente delegación de Louisiana en el Congreso podría obtener subsidios federales por entrampar a la nutria. Podrían derogarse la Ley de Protección del Caballos y Burros Salvajes y Libres con el pretexto de que van en contra de un tratado internacional; así La Ley de Protección del Delfín de 1990 ha sido enmendada recientemente para eliminar la disposición que prohibía las importaciones de atún capturado con redes que sean mortíferas para los delfines.

Los programas federales e internacionales para la erradicación de especies foráneas forman juntos un pretexto políticamente seguro para seguir aumentando la rama impopular y ecológicamente destructiva de la USDA (Departamento de la Fauna). Conocido anteriormente como Animal Damage Control (Control de Daños causados por Animales), el programa cambió de nombre en 1997. Como ha venido haciendo desde que se creó en 1930, Wildlife Services (Departamento de la Fauna) mata coyotes, perros asilvestrados y otras especies acusadas principalmente de atacar o de competir con el ganado --pero en años recientes se ha intentado promover una imagen de protección de especies en peligro, como ha sucedido con la matanza de coyotes en el Julia Hansen Butler Refuge, al sur de Washington, para aumentar la supervivencia de los ciervos de cola blanca de Columbia que anteriormente había corrido peligro.

Presidido conjuntamente por el Secretario de Interior Bruce Babbitt, el Secretario de Comercio William Daley y el Secretario de Agricultura Dan Glickman, el Invasive Species Council (Comité para las Especies Foráneas) concedió un beneficio a los senadores de los estados ganaderos del oeste asegurando la financiación del Wildlife Services con los Presupuestos Federales --y se anunció la víspera del proceso de acusación de Clinton ante el Senado por el asunto de Mónica Lewinsky.

Wildlife Services perdió más de un tercio de sus 28.8 millones de dólares de subvención para 1999 en junio de 1998, cuando la Cámara de Representantes le recortó el presupuesto --pero el recorte fue suspendido a los pocos días bajo la intensa presión política regional.

Coincidentemente, la suma que Clinton asignó para cumplir las recomendaciones del Invasive Species Council también era 28.8 millones de dólares: precisamente el doble del presupuesto de Wildlife Services.

Incluidos perros y gatos

Fue contratado como director ejecutivo del Invasive Species Council Gordon Brown, co-autor, junto con David Pimentel, profesor de Cornell University, de un reciente estudio que proclama que plantas y animales foráneos ya están costando a los EE.UU. 138 mil millones de dólares al año incluyendo 300 millones de dólares en otras formas de gasto federal, y son responsables del peligro que corren el 42% de las especies repertoriadas en EE.UU. como especies en peligro de desaparición.

Las cifras económicas incluyen: todos los costos de control de las ratas, estimados en 30 millones de dólares; el costo anual de tratar las mordeduras de perros; 10 millones de dólares en pérdidas de ganado supuestamente causadas por los perros; y 6 millones de dólares por año por la pérdida de pájaros insectívoros que se cree matados por gatos callejeros.

Parece ser que Brown dijo al reportero científico del Knight Ridder Newspaper, Seth Borenstein, que pensaba formar una organización «algo así como una carrera entre Centros para la Prevención y Control de la Enfermedad y una fuerza militar como la pólvora que pueda caer en paracaídas para contener la expansión de plantas exóticas».

Pero el ecologista Marcel Rejmanek de la Universidad de California en Davis dijo a Borenstein que él dudaba que tuviera éxito un planteamiento combativo en vez de uno preventivo.

«A menos que se descubran las nuevas especies muy pronto», dijo Rejmanek, «nosotros tenemos que cambiar de una estrategia ofensiva a una estrategia defensiva. Nosotros no tenemos ninguna posibilidad de erradicar una especie que esté extendida.»

El control animal mediante la matanza de gatos proporciona un ejemplo de eso. Exceptuando las islas pequeñas de clima sumamente áspero y con recursos alimenticios limitados, la captura-y-muerte nunca mantiene deprimidas de modo duradero a las poblaciones de gatos. En cambio, agresivos programas de esterilización forzosa han causado abruptas caídas de población de gatos asilvestrados allí donde se han supervisado los resultados durante varios años. Los gatos, como muchos otros animales «invasivos», han evolucionado hacia una fecundidad suficientemente alta como para resistir la predación en proporciones de hasta un 100% de rotación de la población por año. Reducir la fecundidad de los animales en su hábitat, en lugar de acelerar el exterminio, es la clave para eliminar su presencia gradualmente.

Los métodos letales

Pese al éxito de la esterilización forzosa, los cazadores/conservacionistas y los cazadores de pájaros hostiles al gato que dominan las agencias para la fauna siguen buscando métodos más mortíferos para las matanzas de gatos. En Australia, por ejemplo, la Fundación de la Herencia Nacional financiada federalmente --en nombre de la protección a la biodiversidad-- anunció el 22 de julio que aprobaba el ensayo de un veneno llamado FTC-2 producido por el Victorian Institute for Animal Science para matar sólo a gatos. Se estima que 15 millones de gatos salvajes australianos matan aproximadamente cuatro millones de animales nativos por año, explicaron los planificadores del proyecto, al parecer sin mencionar que los gatos son también los principales predadores de conejos.

Otra especie no-nativa, introducida para cazar en 1856, fueron los conejos; ocuparon rápidamente las madrigueras de marsupiales nativos que fueron extirpados, y proliferaron hasta convertirse en una especie de plaga nacionalmente desacreditada en un plazo de 15 años; y supuestamente ahora el costo para los granjeros australianos es de aproximadamente 600 millones de dólares anuales por la producción perdida y los gastos de control. Pero se introdujeron otras especies contra los conejos: la pulga transmisora de la enfermedad de la mixomatosis; y la enfermedad hemorrágica del conejo, también llamada calicivirus del conejo.

A instancias de la Federación Universitaria para el Bienestar Animal, algunas sociedades humanitarias británicas iniciaron el programa de esterilización forzosa, en lugar de la captura-y-muerte, para controlar a los gatos salvajes ya en 1973, 18 años antes de que empezaran en EE.UU. los proyectos de esterilización.

El éxito de ese enfoque puede haber influido en la British Forestry Commission (Comisión británica para la Silvicultura) para proseguir con el desarrollo de métodos contraceptivos que reemplacen los métodos letales, en el intento de evitar que las ardillas grises introducidas desde América desplacen a las ardillas rojas locales y se entrecrucen con ellas. «La busca de una solución anticonceptiva ha salido del laboratorio y están llevándose a cabo pruebas de campo» dijo un portavoz de la Foresty Comision a A.J. McIlroy del diario londinense Daily Telegraph el 19 de julio.

«El objetivo --continuó el portavoz-- es controlar la población de ardillas grises, para no exterminarlas.»

El control de la reproducción no-letal puede ser el método más humano y más práctico para la manipulación de cualquier especie foránea sensible. Pero puede no satisfacer la demanda de personas molestadas por un animal en particular que desean verlo caerse muerto.

Prioridad #1

Desde el comienzo se había escrito sobre las especies foráneas dentro de la Convención sobre el derecho a la Diversidad Biológica, cuando fue presentado como el logro central de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro de 1992.

El Artículo 8 de la CBD dice «cada una de las Partes contratantes deben, hasta donde sea posible y apropiado, prevenir la introducción de especies foráneas que amenazan ecosistemas, hábitats o especies, o, si no, controlarlas, o erradicarlas».

Explicitado en la agenda del 15 de febrero de la SBSTTA, «En las reuniones que siguieron de la SBSTTA y del COP, Panics reconoció que los impactos negativos de las especies foráneas concernían no sólo la diversidad biológica marina y costera, sino también el agua interior, y los ecosistemas agrícolas y forestales. Las especies foráneas plantean problemas a las comunidades indígenas y locales y afectan negativamente a las economías locales y nacionales. Esto llevó al COP finalmente a decidir, en su cuarta reunión, que las especies foráneas son un obstáculo para la aplicación de muchos de los temas de la Convención.»

Con otras palabras, en febrero de 1999 las especies foráneas pasaron de ser un problema más de la CBD a ser la Prioridad número uno.

Esto representó la mayor victoria entre bastidores para la industria de la biotecnología, ampliamente instaladas en EE.UU y otras naciones desarrolladas; para los cazadores/conservacionistas que prefieren culpar a las especies foráneas de la disminución de muchas especies llamadas trofeo, en lugar de culpar a la caza deportiva y a la furtiva practicada bajo la tapadera de caza deportiva; y, sobre todo, para el vicepresidente norteamericano Albert Gore.

Gore, como presidente oficial del Senado norteamericano, tiene la principal responsabilidad constitucional para negociar y ratificar los tratados internacionales.

Cuando se constituyó la CBD, las naciones subdesarrolladas que constituyen la mayoría de los miembros intentaron centrar la discusión en los derechos de propiedad genética --la cuestión más polémica del calendario de la CBD.

Si una nación subdesarrollada conserva el hábitat dentro del cual se descubren animales o plantas con genes valiosos para el futuro de la biotecnología, sostienen los representantes del Tercer Mundo, esa nación debe recibir las regalías correspondientes a cualquier aplicación del descubrimiento. Las naciones con una industria de biotecnología avanzada, lideradas por EE.UU., se han opuesto al concepto de regalía considerándolo una infracción a los derechos de propiedad intelectual.

El poner en primer plano el problema del avance de las especies foráneas ni ha resuelto ese problema ni ha conseguido ladear la disputa por los derechos de propiedad genética, hasta ahora. Pero la puesta en pie de un plan para el control de las especies foráneas proporciona un pretexto para ofrecer ayuda a las naciones subdesarrolladas cuyas políticas oficiales sobre biodiversidad coincidan con las de las naciones desarrolladas, quizá inclinando la balanza en el semi-estancado debate sobre los derechos de propiedad genética hacia la perspectiva norteamericana.

La agenda

La base científica de la CBD contra las especies no-nativas es la Valoración Global de la Biodiversidad publicada en 1995 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente. Sin embargo La Valoración Global de la Biodiversidad sólo menciona a las especies foráneas como una más entre las cinco amenazas principales para las especies en peligro; incluye también la pérdida del hábitat, cambios en la calidad del hábitat, fragmentación del hábitat y persecución y explotación a las que están sometidas.

De ahí la posición relativamente conservadora que adopta la agenda del SBSTTA al afirmar: «globalmente, la comunidad científica admite normalmente que los impactos negativos de las especies foráneas sobre las comunidades nativas sólo ocupan el segundo lugar, después de la destrucción del hábitat», sumando las tres formas antes mencionadas de destrucción del hábitat.

«Estas amenazas son particularmente serias en las islas oceánicas de pequeño tamaño y que se caracterizan por estar habitadas por especies que tienen una función ecológica muy específica,» continúa diciendo la agenda del SBSTTA. «Sin embargo, incluso en ecosistemas que cubren mayores extensiones, no existe ninguna garantía de durabilidad para las especies nativas una vez que se han introducido otras foráneas. Las especies foráneas interactúan con los nichos ecológicos de las especies nativas y éstas también se ven amenazadas por la hibridación», una posición que parece ignorar que la hibridación es uno de los principales motores de la evolución.

Al estudiar el problema de las especies foráneas, la agenda del SBSTTA estipula, «es importante distinguir entre las invasiones naturales y las introducciones humanas de especies. Las especies se extienden naturalmente,» concede el SBSTTA. «Por ejemplo, las variaciones climáticas proporcionan oportunidades para la introducción de especies en los nuevos ecosistemas». «Por regla general» agrega el SBSTTA, «cuando una especie entra en un ecosistema en el que no existía previamente, produce algunos efectos en la composición del ecosistema, pero no siempre grandes efectos, observables en los procesos del ecosistema.»

Así la agenda del SBSTTA no llega al extremo de enumerar todas las introducciones de especies como merecedoras de un intento de vuelta atrás --porque tomar como blanco a las introducciones agrícolas, por ejemplo incluyendo las especies genéticamente modificadas, significaría habérselas con un enemigo muchísimo más poderoso que los defensores de la fauna salvaje.

«La mayoría de las invasiones son inducidas por los humanos,» prosigue la agenda del SBSTTA. «En la mayoría de los casos, se introducen las especies para fines alimenticios y para proporcionar otros servicios a la gente. En la mayor parte del mundo se importan especies que proporcionan importantes fuentes de comida. En medida mucho menor, para mantener la salud de especies foráneas económicamente importantes, se exige a menudo la introducción de especies adicionales; esto último se utiliza en los programas de control biológico.»

La agenda del SBSTTA reconoce incluso que, «las introducciones Humanas pueden haber enriquecido la diversidad biológica de ciertas áreas geográficas, como en el caso de la fauna mamífera británica y la flora de Europa Central.»

En otras palabras, la CBD no quiere enfrentarse con los activistas de los derechos animales británicos ni con los horticultores.

La agenda del SBSTTA admite también que, «no se tiene conocimiento de que se haya extinguido globalmente alguna especie continental a causa de las especies foráneas». La agenda del SBSTTA cita en cambio descensos locales para sostener que las especies foráneas pueden dañar la biodiversidad continental.

Finalmente, la agenda de SBSTTA declara, «los métodos actualmente disponibles para la erradicación de especies foráneas pueden ser muy caros o incluso imposibles de aplicar. Mientras que puede reducirse el número de grandes mamíferos e incluso exterminarlos en islas pequeñas o en áreas geográficas restringidas, los animales más pequeños y las plantas foráneas son casi imposibles de erradicar en cualquier situación. También es prohibitivo el costo de encontrar e introducir parásitos y predadores naturales para la gran cantidad de especies foráneas, teniendo en cuenta consideraciones de seguridad para otras especies, y además tales procedimientos han producido a menudo mayores desastres ecológicos. Además, cuando se han exterminado las especies locales (como en el caso de islas y de sistemas acuáticos), se ha demostrado que la recuperación es imposible. Por consiguiente se deben tomar medidas para prevenir la introducción de especies en nuevos ambientes.»

Prevención

Si el Comité para las Especies Foráneas decidiera poner el énfasis en un tratamiento preventivo del problema, en lugar de intentar aniquilar a los animales salvajes, la comunidad humana podría esperar nuevas restricciones del tráfico de animales de compañía exóticos, y el fin de las introducciones de especies para la caza, como los ciervos de Sika y los faisanes chinos. El centro de atención del Comité para las Especies Foráneas debería situarse en asuntos como la llegada de microorganismos con el agua del lastre de barcos extranjeros.

Actualmente, observa a Jim Brewer, co-fundador de Cerdos: Un Refugio, y ahora coordinador de un comité ad hoc que los humanitarios estén representados en la Junta Asesora del Comité para las Especies Foráneas, «parecería que el tema principal que se presenta al público van a ser las malas hierbas. Dudo que vayamos a oír hablar algo del exterminio de animales,» aunque «la orden ejecutiva concerniente a las malas hierbas y a las plantas foráneas también concierne a las plagas animales y a los predadores.»

Pero Brewer piensa que el Comité para las Especies Foráneas es incapaz de contener a las malas hierbas. Se suceden los esfuerzos de American Bird Conservancy and National Audubon Society para promover una guerra contra los gatos salvajes; la indiferencia de The Nature Conservancy respecto de normas humanitarias en estos 20 años ha empujado a matar cerdos salvajes y cabras en Hawaii, y cerdos, cabras y ovejas en las Islas del Canal del sur de California. Personas pertenecientes al Ethical Treatment of Animals desde 1993 han llamado a un boicot del The Nature Conservancy por el comportamiento en las purgas Hawaianas.

Audubon y otros grupos conservacionistas también empujaron el exterminio propuesto de cabras montesas en el Olympic National Park alegando que dañaban plantas nativas raras, aunque documentadamente las cabras sólo mataron seis plantas en peligro en 10 años.

En materia de medioambiente, Albert Gore no oculta que se inspira en los cazadores/conservacionistas.

Brewer dijo: «No entiendo por qué los grupos animalistas multimillonarios con oficinas multitudinarias no se están movilizando por esta cuestión. Salta a la vista, de mis breves lecturas de los documentos preliminares, que se divisan tiempos de exterminio para los animales no-nativos».

Mc.


Animal People. September 1999
News for People Who Care About Animals
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