DECLARACIÓN DE BOSTON SOBRE LA MUERTE ASISTIDA

Somos un grupo de profesionales sanitarios participantes en el Congreso bianual de la Federación Mundial de Asociaciones pro Derecho a Morir que tiene lugar en Boston entre el 1 y el 3 de septiembre del año 2000.

Apoyamos el derecho de las personas adultas capacitadas que sufren de manera profunda y prolongada por causa de una enfermedad terminal a pedir ayuda médica para acelerar su muerte, si ése es su deseo racional, voluntario y reiterado, una vez que se les hayan ofrecido todas las opciones más adecuadas de medicina paliativa.

En esta ocasión, queremos llamar la atención pública sobre la práctica de la «sedación terminal» o «eutanasia lenta», que se utiliza actualmente de manera muy extensa por todo el mundo en hospitales, residencias, unidades de cuidados paliativos y hogares particulares. Se lleva a cabo bajo la doctrina conocida como «doble efecto», por la que un médico puede, legalmente, administrar dosis crecientes de analgésicos y sedantes que pueden acelerar la muerte de un paciente siempre que la intención declarada sea disminuir el dolor y el sufrimiento. Es evidente que la palabra clave es «intención». Hay médicos compasivos que, sin declarar públicamente la verdadera intención de sus acciones, aceleran a menudo el proceso de la agonía de esa manera. Varios miles de pacientes terminales reciben ese tipo de ayuda cada año.

Creemos que la única diferencia real entre «sedación terminal» y una dosis letal de efecto rápido es sólo una cuestión de tiempos; una muerte lenta, que dura varios días, con medicación paliativa que acorta la vida, contra una muerte más digna y pacífica, porque no es prolongada y la decide el propio paciente. Instamos a otros profesionales médicos en todo el mundo, a ser más sinceros sobre esa forma de muerte médicamente asistida.

Siguen firmas de profesionales sanitarios asistentes al 13º Congreso de la Federación Mundial de Asociaciones pro Derecho a Morir (WFRtDS)

Boston, Massachussetts, 3 de septiembre de 2000