págª mantenida por Lorenzo Peña
Bagdad: tribuna para defender al pueblo de Mesopotamia
La Caída de Bagdad
por Lorenzo Peña

2003-04-30
Copyright © 2003 Lorenzo Peña
Índice

  1. Consideraciones Introductorias
  2. Saqueos y Devastaciones
  3. De cómo los EE.UU Implantaron en Bagdad la Anarquía
  4. El Desmoronamiento del Ejército Iraquí
  5. ¿Paso a la Clandestinidad?
  6. Inhibición o Complicidad con los Desórdenes
  7. Planes para el Futuro
  8. Precedentes de la Ocupación Actual
  9. La Justa Actitud Revolucionaria ante esos Acontecimientos
  10. ¿Cómo Queda el Derecho Internacional?
  11. Recapitulación: Novedades de este Conflicto

§0.-- Consideraciones Introductorias

El miércoles 9 de abril del 2003 la infantería de marina de los EE.UU se adueña de la capital de la República de Mesopotamia (Irak). Las circunstancias que han acompañado y seguido la caída de Bagdad abren nueve interrogantes:

  1. ¿Cómo se explican las devastaciones que han seguido a la toma militar de la capital por las tropas invasoras de los EE.UU?
  2. ¿Qué lecciones cabe extraer de esos pillajes y de esas destrucciones?
  3. ¿Por qué se desmoronó el ejército iraquí el miércoles 9 de abril --quedando únicamente el norte del país que todavía siguió resistiendo o siendo bombardeado inmisericordemente como castigo?
  4. ¿Qué se hicieron Sadán Juseín y los demás dirigentes mesopotámicos --no sólo los 50 y tantos más buscados, sino generales, jefes y oficiales del ejército, líderes y responsables del partido socialista Baas, ministros, subsecretarios, directores generales, jefes de gabinete, asesores, prefectos, gobernadores, alcaldes, mandos de la milicia popular, parlamentarios, magistrados, jueces, fiscales, en suma un colectivo de varios miles de personas?
  5. ¿Por qué los conquistadores yanquis no asumieron las tareas que asume cualquier ocupante normal: mantener en lo posible el funcionamiento del aparato estatal y de los servicios públicos y asegurar el orden? ¿Por qué aplicaron una política de inhibición o de complicidad con los desórdenes?
  6. ¿Qué planes tienen para el futuro y cómo se inscriben su acción y su inacción de estas semanas en la preparación de tales planes? ¿A título de qué ejercen su dominación colonial las autoridades militares norteamericanas?
  7. ¿Qué semejanzas y desemejanzas hay entre esta situación y las que han citado como precedentes los propios imperialistas yanquis --como las de Alemania y Japón tras la segunda guerra mundial?
  8. ¿Cuál es la posición correcta frente a ese confuso cúmulo de acontecimientos? ¿Añoranza, alborozo, una mezcla de ambos? Y ¿qué tareas tiene ahora el pueblo de Mesopotamia? ¿Cuáles tienen los pueblos del mundo?
  9. ¿Qué repercusiones tiene la destrucción del estado iraquí para el derecho internacional --ya considerablemente zarandeado y quebrantado por el tiránico y discriminatorio sojuzgamiento que la República de Irak había venido sufriendo de la ONU durante los últimos 13 años? ¿Quién sucede ahora en los derechos y deberes que hasta aquí tenía del estado iraquí?


§1.-- Saqueos y Devastaciones

Las tropas estadounidenses habían irrumpido en la zona de Bagdad ya el domingo 6, apoderándose del aeropuerto, y luego cercando las áreas urbanas. Habían lanzando incursiones esporádicas hasta que el miércoles se desmoronó la resistencia del ejército mesopotámico.

El jueves 10 los imperialistas yanquis eran dueños de Bagdad. Sin embargo, se limitaron a posicionarse como guarnición en puntos estratégicos y seguir lanzando bombardeos --desde tanques o helicópteros-- contra focos de presunta o real resistencia.NOTA 1_1

No emprendieron ninguna penetración en los barrios populares, ningún patrullaje de las calles, ninguna toma efectiva del control como fuerza ocupante.

Prodújose así, con el desmoronamiento del aparato estatal mesopotámico, una situación --casi única en la historia-- de vacío de poder político, una situación de anarquía o carencia de estado.

No había policía, ni patrullaba ejército alguno: ni el propio, destruido por el invasor, ni el de la potencia agresora. Sólo varios días después empezaron los ocupantes yanquis a autorizar patrullas de policías iraquíes desarmados, vigiladas por escoltas armadas norteamericanas, y eso sólo en algunas arterias de la capital.

Hasta fines de abril no asumieron responsabilidades de autoridad pública; incluso cuando empezaron a hacerlo, no fue organizando los servicios estatales de suministro de agua y luz, desagüe, limpieza, distribución de alimentos, sino medio-permitiendo --y eso a regañadientes, ante la avalancha de protestas en el mundo por la catástrofe humanitaria que habían causado-- que la Cruz Roja y los voluntarios iraquíes comenzaran a hacer algo para un precario y provisional suministro de fluido. La vida civil sigue paralizada.

A la hecatombe de los bombardeos yanquis ha seguido la anarquía bajo la mirada desdeñosa del ocupante --si es que no ha habido complicidad por su parte en la organización de los saqueos. Hipótesis no faltan. Certezas, sí.

Los despiadados bombardeos, que se habían ido intensificando, llegaron a su punto culminante cuando en la tarde del martes 8 de abril los aviones estadounidenses lanzaron bombas de una tonelada sobre un barrio popular de Bagdad. Muchos comentaristas han elogiado la moderación de los bombardeos, que no han llegado al anunciado `shock and awe,NOTA 1_2 lo cual habría semiarrasado toda la vida urbana del país. En suma, se elogia a los EE.UU porque, pudiendo matar o lisiar a millones, se hayan contentado con miles.

Y es verdad; estuvo lejos de la realización ese anuncio --que formaba parte de la guerra psicológica--; mas también es cierto que, día a día, se iban recrudeciendo los bombardeos; al producirse el desmoronamiento de la resistencia bagdadí el miércoles 9, se sabía que, al nuevo ritmo, en unas semanas más la ciudad sería reducida a un montón de escombros.

Esos días finales también habían supuesto la destrucción total por la aviación estadounidense de las principales instalaciones de servicio público iraquí. Cesó de emitir la radio-televisión; interrumpiéronse las líneas telefónicas, aparte de que fueron destruidas las plantas y centrales de agua y luz. Dejó de ser posible la vida civil y, con ella, la actividad de defensa.

Una nueva catástrofe fue la anarquía reinante tras la caída de la ciudad en manos de los conquistadores estadounidenses. No hay ningún precedente histórico de lo acaecido en Bagdad en las semanas que siguieron al 10 de abril del 2003.

Desórdenes y actos de pillaje los ha habido en todos los momentos en que se genera una vacancia parcial de poder político, una situación de confusión, un resquebrajamiento de la vigilancia de las fuerzas de seguridad.

Ya en su adolescencia estuvo fuertemente traumatizado Ignacio Silone por los pillajes que tuvieron lugar en su país natal del sur de Italia con ocasión de un terremoto. En 1974 la huelga de la policía de Lima condujo a los mayores saqueos conocidos hasta ahora en gran escala. La sublevación militar-fascista en España en julio de 1936 causó una paralización transitoria de la máquina del estado en la zona republicana, lo cual también desembocó en cientos, tal vez miles, de asesinatos y otros actos ilícitos.NOTA 1_3

También se han producido múltiples actos de venganza, robo, pillaje, violación y vandalismo en otras situaciones de guerra, inundación, epidemia u otros estragos naturales o de factura humana, cuando la acción de las fuerzas de seguridad ha quedado paralizada u obstaculizada.

Lejos de ser una particularidad iraquí --o de constituir, como lo quiere la propaganda imperialista, una rabiosa explosión de malestar contenido por los decenios de opresión del régimen baasista--, la oleada de saqueos, desórdenes, violaciones, robos, destrucciones y actos vandálicos que hemos presenciado en Bagdad no es sino un grado máximo del mal de la anarquía, provocado por el grado, también máximo, de ausencia de estado y de cuerpos de seguridad pública; al paso que, en las situaciones mencionadas en el penúltimo párrafo, sólo hubo una vacancia parcial del estado --y, por consiguiente, los desórdenes fueron limitados.

La Bagdad de los días 10 a veintitantos de abril del 2003 es el único ejemplo histórico conocido de anarquía plena, de completa ausencia de poder político, de inexistencia total de fuerzas o cuerpos de seguridad. Rebúsquese en la historia, repásense sus páginas, consúltese lo que ocurrió en otros momentos, y no se hallará nada igual.

Ni se encontrará ejemplo alguno comparable de vandalismo masivo y de destrucción del patrimonio cultural de la humanidad: no sólo el saqueo del museo de Bagdad, sino el incendio de archivos y bibliotecas, la trituración de las colecciones arqueológicas no sólo preislámicas, sino también del califato de Bagdad y de la Mesopotamia turca.NOTA 1_4

Hay muchas explicaciones, mas la principal es la propia anarquía. En toda sociedad humana hay un número de individuos a los que sólo contiene el temor a las fuerzas de seguridad y a la máquina judicial de represión del delito. Ausentes o debilitados esos mecanismos, tales individuos están dispuestos a violar, robar, matar, saquear, destruir o incendiar; unos a unas cosas, otros a otras. ¿Son muchos? ¿Son pocos? Muchos o pocos, los hay.

Hoy sabemos que el pánico a la inseguridad atenaza a mucha gente humilde en cualquier país de Europa; hay en todos esos países miles de personas que exigirían un piquete de policía en cada esquina para contener robos, acosos, pillajes y actos vandálicos; y eso está pasando en países con cuerpos de seguridad bien organizados, y que obedecen una disciplina; en países donde hay una elevada renta por habitante, un nivel medio de prosperidad bueno en relación con la mayoría de la humanidad; donde existen socorros para situaciones extremas de hambre o miseria, instituciones de protección al desamparo, mal llamadas `estado del bienestar'.NOTA 1_5

No son iguales todas las personas que aprovechan la ocasión para perpetrar tales actos, unos de destrucción, otros de saqueo, robo, violencia, apropiación ilícita. Unos lo hacen por unos motivos, otros por otros. Seguramente hay un denominador común, que es la hostilidad al ordenamiento jurídico, al sistema normativo preexistente, o al menos el escaso respeto, la poca veneración a ese sistema normativo y a la sociedad en que viven o han vivido hasta ese momento.

La hostilidad al ordenamiento jurídico, frecuente entre los delincuentes, a veces va unida a un resentimiento contra los demás, contra la sociedad, pero puede también darse al margen de cualquier actitud de revancha o de rencor. Sin embargo, esa hostilidad tiene muchos grados y matices y va asociada a muy diversas actitudes humanas, psíquicas, sociales y culturales.


§2.-- De cómo los EE.UU Implantaron en Bagdad la Anarquía

Sean cuales fueren las causas de la condescendiente pasividad del ocupante norteamericano frente a los desórdenes y su ulterior inhibición en los esfuerzos de puesta en marcha de los servicios esenciales, el hecho es que Bagdad y buena parte de Mesopotamia carecieron --y en el momento de escribirse estas líneas, siguen careciendo-- de poder político, salvo por la presencia militar de esas tropas y el fuego que lanzaban contra los focos de resistencia reales o supuestos, así como por la caza de brujas que han lanzado contra los refugiados políticos de otros países y contra los iraquíes partidarios del anterior gobierno.

Y justamente esa ausencia de poder político confirma la tesis del gran filósofo inglés del siglo XVII Thomas Hobbes de que el peor poder político es mejor que ninguno. Una sociedad humana sin poder político (o, si se quiere decirlo así, sin estado) sería una sociedad en la que no habría autoridad, o la que hubiera se impondría sólo por la exhortación, no coercitivamente. Para que fuera posible sería menester que no hubiera ningún aprovechado, ningún individuo violento, ningún infractor de los preceptos de convivencia. Si hay uno, habrá que acudir a algún procedimiento coercitivo organizado.NOTA 1_6 Y ya tendremos una forma u otra de poder político (como la que se ha empezado ahora a organizar desde la base en barrios de Bagdad). El anarquismo sólo sería aplicable en una sociedad de arcángeles (y aun eso es dudoso).

El imperialismo yanqui ha violado con frenesí dos principios que dice profesar.

  1. El primero es el principio de la vía pacífica, consistente en rechazar todo recurso a la fuerza para derrocar a un poder establecido, por injusto o cruel que sea. En los casos de tiranías sanguinarias instauradas o afianzadas por ese mismo imperialismo yanqui, la inconmovible doctrina estadounidense siempre ha sido la de que los pueblos habían de esperar pacientemente, en vez de sublevarse contra sus opresores.NOTA 1_7

    Parecía clara la generalización de ese principio de la vía pacífica: nunca se justifica la lucha armada para derrocar a un régimen político. Mas sabemos que para ellos nunca se justifica salvo cuando el régimen político en cuestión se haya enfrentado a los EE.UU u obstaculice la economía de libre mercado. En tales casos los EE.UU financian y arman las subversiones violentas o intervienen militarmente ellos mismos --como lo han hecho decenas de veces en todos los continentes.

    En cualquier caso, esas numerosas intervenciones conculcan su principio de no-subversión o de la vía pacífica (si bien los principios valen lo que valen para los imperialistas yanquis). Nunca han tipificado los rasgos que --en virtud de alguna regla general-- justificarían la lucha armada, porque naturalmente nunca se han atrevido a decir que el único criterio es el de que haya o no conflicto de intereses con los EE.UU.

  2. El segundo principio es el de la continuidad estatal, o sea el de la necesidad de mantener el orden y preservar las estructuras estatales incluso al producirse cambios de régimen político. Así, los imperialistas yanquis siempre han insistido en que las alteraciones políticas se efectúen sin quebrantamiento del aparato estatal preexistente y en que un nuevo gobierno ha de heredar las tareas, deberes y derechos del que venga a reemplazar. Incluso en sus demás intervenciones y ocupaciones militares han mantenido a las fuerzas de seguridad del sistema político anterior.

    Al producirse revoluciones populares,NOTA 1_8 siempre han exigido los EE.UU que no se atente a los cuerpos de seguridad previos y que se preserve el aparato estatal.

    Está claro para qué lo exigían, mas también lo está que, de nuevo, su principio confesado no puede ser el de que ello vale cuando les convenga a los inversionistas estadounidenses.

    En este caso ellos mismos han transgredido esa regla. No podía permanecer en pie ningún cuerpo armado anterior, ni siquiera sector alguno del aparato político, dada la exigencia imperialista de capitulación incondicional del gobierno iraquí y el anuncio de desarticulación del sistema político del socialismo baasista, así como de una persecución policial contra un espectro indeterminado de líderes políticos socialistas y una partición federal de la República en varios cachos étnico-religiosos.

    Mas, por si quedaba alguna duda, incluso cuando un número de policías iraquíes acudieron voluntarios a cumplir misiones de restablecimiento del orden --aunque bajo supremacía estadounidense--, sólo fueron autorizados a hacerlo desarmados y escoltados por soldados norteamericanos; y eso, claro, únicamente en determinadas arterias de la capital. O sea, la soldadesca estadounidense prohibió el ejercicio de las funciones de vigilancia y defensa del orden, ya lo hiciera por miedo o por odio o por lo que fuera.

Frente a esa actuación sin principios y meramente oportunista del imperialismo yanqui, los revolucionarios han de reconsiderar y repensar las reglas de la propia revolución antiimperialista.NOTA 1_9

Y ello por tres razones:

  1. La primera es que hoy el aparato estatal es también la maquinaria administrativa que se ocupa: del transporte público; de la protección social; de la vivienda social; de la sanidad pública; de la distribución de ayudas pecuniarias y en especie a los sectores desvalidos (los mayores, los desempleados, los huérfanos, etc); de la recolocación de los desocupados; de la cultura;NOTA 1_10 de la educación pública; de los servicios de prevención e intervención colectiva frente a catástrofes, accidentes, desgracias, estragos, epidemias, etc. Paralizar el aparato administrativo del estado acarrea el derrumbe de toda esa actividad.

  2. La segunda es que hoy el estado es el principal agente económico, de un modo u otro. En Mesopotamia, naturalmente, y en congruencia con las ideas del socialismo árabe baasista, el sector público de la economía abarcaba más de las dos terceras partes de la producción industrial y de los servicios.NOTA 1_11 Mas incluso donde las políticas privatizadoras han tendido a destruir el tejido industrial público, siempre subsiste una parte de la economía nacionalizada, donde los privatizadores han fracasado en su intento de malbaratar esa riqueza de todos. En tales condiciones, destruir o quebrantar el aparato administrativo del estado significa provocar el derrumbe del sector público de la economía.

  3. La tercera es que --incluso a la espera de la construcción de otro aparato estatal alternativo, si es que fuera eso lo que se pretendiera-- paralizar, destruir o quebrantar gravemente el existente significaría destrozar el orden público y poner en vigor la anarquía, que ya hemos visto qué efectos produce. Hay que recordar que los más desvalidos, los más pobres, son los más interesados en la preservación del orden público, frente a lo que pudiera parecer de que son los que tienen menos que perder. (Serán aquellos a los que menos hay que robar; mas son también los más vulnerables, los que más difícilmente pueden blindar sus pobres moradas y ponerse a salvo de atropellos, hostigamientos, violaciones o robos, así como también aquellos que más graves consecuencias sufrirán como efecto de cualquier robo y de cualquier violencia.)

La anarquía no es revolucionaria. La destrucción del aparato estatal no es buena para una verdadera revolución popular. Sólo favorece el caos, el pillaje y el vandalismo, que preparan el terreno para la reimposición tiránica de los viejos poderes de las clases altas.


§3.-- El Desmoronamiento del Ejército Iraquí

Para muchos fue una sorpresa que los imperialistas estadounidenses se apoderasen tan rápidamente de Bagdad, cuando habían tardado tanto en conquistar terreno en la zona de confluencia y desembocadura de los ríos Tigris y Eufrates. Si se había resistido tanto en el sur, igual o más se resistiría en el centro y en el norte. Si en 3 semanas de guerra los EE.UU e Inglaterra no habían consolidado del todo su ocupación de la zona de Basora, harían falta (se calculaba) otras tantas semanas para que se asentaran en Bagdad.

La decepción de unos fue el regocijo de otros, mas muchos, de unos u otros sentimientos, han prorrumpido en declaraciones del tenor de que finalmente `la guerra de Irak no tendrá lugar'.NOTA 1_12

Hay que recordarles que la guerra de Irak sí ha tenido lugar; no sólo que Bagdad cayó únicamente tras 3 semanas de guerra, sino que todavía hubo otra semana más de guerra en el norte. Nadie niega que la guerra de los 6 días de 1967 fue guerra; y sólo duró 6 días, no 4 semanas. Hay que recordarles que la guerra no sólo ha significado para el agredido muchísimas destrucciones, muertes, sufrimientos, amputaciones, lesiones para toda la vida, sino que también ha causado un número de bajas y pérdidas al invasor; que no se ha tratado de ningún paseo militar, que el ejército y las milicias populares iraquíes han hecho pagar cara la victoria a los agresores, hasta el punto de que en vísperas del triunfo militar estaban consternados por lo que parecía una campaña fracasada.

Claro que sólo lo parecía. Nadie que haya estudiado la historia de las guerras y de las batallas puede desconcertarse por lo acontecido. Eso ha pasado en casi todas las victorias, que se han solido obtener como resultado de una erosión del bando derrotado, el cual acaba sucumbiendo a una fuerza superior mas todavía unos momentos antes de su hundimiento seguía oponiendo una resistencia encarnizada y que llevaba visos de continuar.

Léanse los relatos de los historiadores de la antigüedad y se comprobará lo que digo. En las guerras modernas no hay, como en las antiguas, batallas diversas y múltiples, con alineamientos de combate independientes y separados unos de otros. Las modernas comunicaciones hacen que una guerra sea una batalla única, no un rosario de batallas. Por eso lo que narra Tito Livio de cualquier batalla de la segunda guerra púnica puede aplicarse a la batalla de Mesopotamia de las semanas que siguieron al ataque imperialista del 19 de marzo del 2003.

Y lo que sucede es que el agmen, la línea de combate, que había estado resistiendo bien, de pronto se desmorona; que súbitamente cunde el pánico y se produce la desbandada. Puede ser por un movimiento envolvente del enemigo;NOTA 1_13 o una penetración central que parte la línea defensiva.NOTA 1_14

Creo que todo eso se daba en este caso. Las tropas invasoras quebrantaron la capacidad defensiva de la guarnición de Bagdad sometiendo a la ciudad en los días previos a un bombardeo masivo y brutal, destruyendo los servicios de comunicación, suministro de fluido y transporte, y aterrorizando a la población y a las tropas. A la vez emprendieron las dos maniobras clásicas de perforación central y de rodeo, cercando a la capital. En tales condiciones es perfectamente comprensible que se hayan producido movimientos de pánico contagioso que hayan desembocado en deserción y desbandada general, convenciendo a la dirección política de la inutilidad de proseguir en esas condiciones la resistencia armada, que ya sólo sería un suicidio.

Todo eso es tan claro, tan similar a lo que conoce la historia de las batallas y la de los ejércitos, tan conforme con lo que creemos saber de la psicología humana, que casi parece extraño que haya habido estupor por la precipitación de los acontecimientos. Mas los acontecimientos siempre acaban precipitándose, tras haber estado hirviendo a fuego lento y cuando parecía que la cosa iba a durar más.


§4.-- ¿Paso a la Clandestinidad?

Siendo la mar de verosímil lo que acabo de exponer en el apartado precedente, también es perfectamente plausible la hipótesis de que la dirección iraquí, al cerciorarse del quebrantamiento irreversible de la línea defensiva, decidiera pasar a la clandestinidad para reanudar la lucha antiimperialista en otras condiciones. Tal vez, siguiendo las ideas de Mao Tsetung, agazapándose, acumulando fuerzas subterráneamente y esperando el momento oportuno para salir a la superficie y afrontar de nuevo al enemigo de la nación árabe y del pueblo iraquí.

De ser cierta esa hipótesis, cabe preguntarse: ¿por qué Sadán Juseín decidió refugiarse en la clandestinidad el miércoles 9 de abril y no 2, 3 ó 10 días antes, o por qué no esperó todavía uno o varios días prolongando una resistencia desesperada?

Siguiendo en la suposición de que la hipótesis sea verdadera, parece claro por qué no se tomó antes la decisión: el invasor estaba todavía lejos de Bagdad; todavía se iban restableciendo, mal que bien, y pese al implacable bombardeo enemigo, los servicios estatales (suministro, comunicación, información pública, etc); todavía había cuerpos del ejército importantes con moral para seguir combatiendo; tal vez todavía se esperaba que la opinión pública mundial pudiera presionar, frente a una prolongación de la guerra y al cansancio que originaría, para un cese de las hostilidades (aunque tal esperanza era seguramente ilusoria); en suma, aún no se había alcanzado un punto de situación desesperada.

Mas cualquier persona inteligente podía darse cuenta el 9 de abril de que ya pronto se alcanzaría esa situación desesperada para la resistencia patriótica del pueblo iraquí: el bombardeo se había hecho implacable y masivo, arrasando barrios enteros y diseminando a mansalva las bombas de racimo y fragmentación, que hacían la vida imposible; se habían paralizado los servicios públicos, destruidos por la aviación enemiga; Bagdad estaba siendo cercada; el aeropuerto, tomado; las fuerzas remanentes del ejército iraquí, diezmadas y exhaustas, probablemente desmoralizadas, tal vez en desbandada, difícilmente podían afrontar otra batalla más, u otra fase de la batalla que heroicamente habían venido librando por la independencia nacional desde el 19 de marzo. Esperar un día más hubiera podido conllevar la imposibilidad del repliegue a la clandestinidad.

Son compatibles, al menos en parte, ambas hipótesis: la súbita desmoralización masiva de las tropas y la decisión de paso a la clandestinidad.

En el caso de que la segunda sea verdadera, tal decisión no pudo ser fruto improvisado y repentino de un arrebato, sino una opción meticulosamente preparada desde hacía largo tiempo.

Se trata, ciertamente, de una estratagema de lucha típica de las resistencias patrióticas y de las luchas guerrilleras. En este caso, sin embargo, se ha producido con características totalmente nuevas:

Que, cuando el enemigo asedia una capital e irrumpe en ella, el gobernante derrotado se volatilice y logre escapar es, sin duda, algo que ha tenido lugar más de una vez; muchas son, p.ej., las leyendas sobre si pervivieron ciertos reyes vencidos en batalla por el enemigo.NOTA 1_15 Lo que hasta ahora nunca se había dado es que, como por ensalmo, se esfume repentinamente toda la dirección política junto con un amplio abanico de cuadros y mandos intermedios, dando plantón al enemigo victorioso. Es ésta otra de las novedades de esta guerra.

La dirección baasista puede haber actuado por dos razones --de ser cierta mi hipótesis (que, insisto, no es más que eso, aunque creo que es verosímil)--: la una era simplemente la de capear el temporal esperando la ocasión de ponerse a salvo; la otra era la de esperar la ocasión para reanudar la lucha de liberación nacional contra el ocupante colonialista yanqui. Puede, naturalmente, que haya habido ambas perspectivas a título de posibilidades eventuales, quedando abierta la opción entre ellas en función de la marcha de los acontecimientos.

Desde luego, el agresor imperialista estadounidense ha sufrido un daño con esa hábil maniobra clandestinizadora de la dirección iraquí. Su sed de venganza ha recibido una ducha de fuego (y se ha descargado sobre el indefenso, como siempre hacen los imperialistas y sus lacayos). Haciendo gala de su habitual caballerosidad, los imperialistas estadounidenses han hecho estallar su cólera denigrando y vilipendiando al enemigo derrotado (no pudiendo consolarse de que se haya frustrado su plan de mandarlo a Guantánamo amordazado, enguantado, esposado, encapuchado, con grilletes, en una jaula, de rodillas, a pan y agua para irlo destrozando a fuego lento durante años y años, y que así se pudriera en sus coloniales mazmorras caribeñas).

Tenemos, así, dos explicaciones recién consideradas --la de la desbandada de las tropas al cundir el pánico y la de un planeado paso a la clandestinidad de la dirección iraquí al calcular que se había alcanzado un momento de no retorno en la marcha de las operaciones militares. ¿Son exhaustivas? ¿O hay otras? Hay otras.

Una de ellas, bastante ampliamente puesta en circulación, es la de un trato secreto. Como prueba o indicio se ha aducido (por el periódico Le Monde) un presunto pacto entre los yanquis y Maher Sufián, comandante de la guardia republicana, para obtener un salvoconducto.

La verdad es que resulta próxima a cero la credibilidad de Le Monde, y de todos los órganos de la propaganda occidental.NOTA 1_16

Conque, a falta de corroboración de otras fuentes, esa noticia del rotativo parisino me permito ponerla entre interrogaciones. Sea como fuere, que un comandante haya claudicado o pactado no prueba en absoluto que lo haya hecho la presidencia de la república, aparte de lo absolutamente inverosímil que sería. En rigor quienes lanzan tan peregrina explicación habrían de ofrecer al público un relato, por conjetural que fuera, mínimamente creíble.

Aisladamente la hipótesis del pacto secreto es tan inverosímil y gratuita como la de que exista un convenio oculto entre Bush y Kim Chong-Il y que estén ambos simplemente jugando un papel teatral; o que la guerra civil en Liberia sea otra escenificación dramática para la galería; o cualquier otra conjetura igualmente fantástica.

No trato con ello de oponerme a cualquier hipótesis conspiratoria. Hay quienes tratan de desacreditar cualquier explicación de sucesos históricos que no les convence tildándola de `teoría conspiratoria'. Mas hay que distinguir. Una cosa es que se puedan razonablemente explicar grandes páginas históricas o períodos enteros por algún complot urdido en la sombra en cuya ejecución serían meros peones las diversas fuerzas encontradas. Otra cosa totalmente diversa e infinitamente más razonable, modesta y verosímil es que ciertos acontecimientos se puedan explicar por planes secretos, concertados por unos cuantos agentes particularmente poderosos. En realidad es una perogrullada que así sucede; es una verdad obvia e indiscutible que hay acuerdos secretos y que éstos explican algunos sucesos. Pero no hay ningún gran complejo de acaecimientos históricos que se pueda explicar sensatamente por un único acuerdo secreto, pues los diferentes agentes individuales y colectivos participan con sus propios intereses, con sus propias ideas, con sus propios planes, con sus propios errores, con sus propios prejuicios, con su propia ceguera, con sus propias ilusiones; y sería imposible que todo eso estuviera providencialmente teleguiado, ni siquiera previsto por ningún agente humano, individual, colectivo o coordinado.

Así que no descarto la hipótesis de un pacto secreto entre Sadán Juseín y los imperialistas yanquis simplemente porque es una teoría conspiratoria. La rechazo porque es una teoría conspiratoria increíble.

Para que sea creíble una teoría ha de cumplir varias condiciones. En primer lugar, ha de casar con la evidencia disponible. En segundo lugar, ha de tener alguna coherencia interna; sus contradicciones han de ser reconducibles a la gradualidad de las cosas (humanas o no humanas). En tercer lugar, ha de tener un poder explicativo; y para tener poder explicativo ha de ofrecer un cierto grado de detalle en las explicaciones.NOTA 1_17 Claro que todo eso es tanto más difícil de ofrecer cuanto más se trate de elucubraciones especulativas y menos de hipótesis sólidas con anclaje en los datos de la evidencia empírica (salvo escribiendo una novela, fruto de la imaginación).

La hipótesis del pacto secreto entre Sadán Juseín y el invasor yanqui resulta rocambolesca, no casa con los datos empíricos, no tiene solidez y explica cualquier cosa o nada al no venir acompañada de ningún relato mínimamente descriptivo del cómo, el cuándo, el dónde, el para qué, ni de por qué se concluyó presuntamente ese pacto y no otro menos costoso para las partes en otro momento. Y es que no ofrece historia alguna sobre en qué momento se habrían iniciado los contactos, qué términos de mutuo acuerdo podrían hallarse y qué ventajas sacaría el vencedor de un pacto con el vencido privándose de saborear la cruel venganza con la que ya se le hacía la boca agua.

Ni añade credibilidad alguna a tan fantástica sospecha el que en el pasado hubiera habido acuerdos entre la dirección baasista y el gobierno norteamericano. Si vamos a eso, cualquiera ha tenido acuerdos con cualquiera, y hasta entre cielo e infierno ha de darse algún convenio aunque sólo sea para fijar la frontera.

Descartada así esa hipótesis poco verosímil, tal vez haya todavía otras explicaciones, si es que hacen falta. Mientras llegan, podemos darnos por satisfechos con una explicación combinada que aduzca el súbito hundimiento de la moral de las tropas al irrumpir en la zona capitalina las fuerzas invasoras y un paso de la dirección a la clandestinidad con arreglo a un plan preconcebido.


§5.-- Inhibición o Complicidad con los Desórdenes

Parece verosímil que muchos saqueadores de Bagdad hayan actuado principalmente por ánimo de lucro. También es probable que algunos de los incendios y de las devastaciones del patrimonio cultural hayan sido provocados por el fanatismo religioso shiita, que odia la herencia preislámica y también la herencia sunita (incluida la del califato y la turca).

Mas ha habido alegaciones precisas de organización conspiratoria de buena parte de tales desórdenes; muchos han apuntado con el dedo al ocupante yanqui. No es inverosímil que haya algo de eso. Puede haber diversas explicaciones.

  1. En primer lugar, una parte de los saqueos de bienes culturales se reconduce a redes que acaban vendiendo el botín en París, Londres y Nueva York, lo cual redunda en un enriquecimiento de algunos magnates de las potencias colonialistas y en un empobrecimiento del país colonizado. Las nuevas piezas de las colecciones londinenses o neoyorquinas supondrán nuevas ganancias económicas y un próspero comercio para anticuarios y traficantes.NOTA 1_18
  2. En segundo lugar, es obvio que los imperialistas yanquis odian y desprecian al pueblo iraquí y al estado iraquí, al cual querrían despedazar, descuartizar y desmembrar; para esa tarea les viene bien cuanto sea destrucción de los vestigios de la memoria histórica.
  3. En tercer lugar, las bandas de rufianes serán el campo de reclutamiento de las futuras mesnadas mercenarias del dominador colonial estadounidense; no presagiaría una armónica relación con esos futuros esbirros ponerse a malas con ellos para preservar bienes que, en el mejor caso, le son indiferentes a la soldadesca yanqui (la cual sabemos que ha aprovechado para sacar tajada y llevarse en sus furgones una parte del botín robado).
  4. Tal vez también los ocupantes han juzgado que una orgía de destrucciones y violencias domaría a los iraquíes y los haría proclives a la aceptación de la presencia militar norteamericana como mal menor.

No es exhaustiva esa lista de explicaciones.

El hecho es que las tropas yanquis no tuvieron que enfrentarse a la resistencia casa por casa que se había anticipado entre otras razones porque no recorrieron la ciudad, ni casa por casa ni calle por calle, ni siquiera barrio por barrio, sino que se limitaron a seguir machacando desde lejos a los lugares donde sospechaban la presencia potencial de focos de resistencia.

Por otro lado, hay que puntualizar que tuvo sus límites esa instauración de la anarquía en Irak por el invasor ejército norteamericano durante las semanas que siguieron a la toma de Bagdad el 9 de abril. De tal anarquía se preservó lo único que interesaba a los yanquis: el petróleo. Las tropas invasoras llevaban planes detallados sobre la ubicación de las instalaciones y oficinas relacionadas con el oro negro, entre ellas el ministerio de los hidrocarburos, que fue prontamente puesto a salvo de los saqueos y de cualquier incursión, vandálica o de cualquier otra índole. Una fuerte guardia armada norteamericana bloqueó rápidamente el acceso al edificio; e igualmente fueron preservados los demás centros de esa rama, corroborando el especial interés de los EE.UU en apropiarse de esa riqueza mesopotámica y explotarla para su propio lucro.


§6.-- Planes para el Futuro

Lo más difícil de explicar de todo lo que ha pasado y lo que sigue pasando es la actuación de los invasores yanquis y el engarce entre esa actuación y los planes para el futuro.

Contrariamente a lo que tanto se ha repetido de que la guerra era preventiva, la justificación de prevención jugó sólo un papel menor, y eso en el comienzo, para pasar a ser marginal y a la postre casi esfumarse, al paso que iba cobrando primacía la justificación punitiva (se trataba de castigar a Sadán Juseín por la represión del secesionismo curdo, por la anexión de Cuvait en 1990, y hasta por la guerra contra la vecina Persia de 1980, así como por su dictadura interna).

Si se trataba de castigar, está hecho; o estaría hecho del todo si hubieran capturado a los reos, cuyo número no ha quedado fijado: ¿son cien? ¿Mil? ¿Cien mil? Si se los mandara a Guantánamo a gemir de por vida en jaulas de hierro y se los filmara para exhibir la película en sesiones reservadas del Pentágono y la Casa Blanca, entonces se podría saborear de lleno la humillación de quien osó nacionalizar el petróleo y desafiar el dictado de Washington.

Aun sin llegar a tanto, cabe pensar que el castigo se ha propinado suficientemente. Y, en la medida en que de eso se trataba, no hay más que hablar, y sólo revela ingenuidad el buscar los tres pies al gato dándole vueltas a la cuestión de qué más pretendían en Mesopotamia los conquistadores neocoloniales. Si lo que más pretendían era la venganza, en líneas generales está conseguido, y carece de mucho fundamento reprocharles la confusión, la chapuza, el desbarajuste, la desidia de su acción salvo en aplastar implacablemente todo foco de resistencia patriótica por la superioridad de su armamento.

De paso, se han alcanzado muchos otros objetivos, que no dependen para nada de qué se haga o deje de hacer ahora en esa supuesta y dudosa llamada `reconstrucción de Irak'. Se han justificado inmensos gastos armamentísticos y militares, para solaz de los mercaderes de equipo bélico. Se han experimentado nuevas armas, nuevos trucos, nuevos instrumentos, nuevas técnicas. Se ha saciado el sadismo de una soldadesca cansada de sólo jugar a matar. Se ha intimidado al mundo entero. Se ha incrementado la superioridad militar de los EE.UU sobre el resto del planeta Tierra (porque la superioridad militar no estriba sólo en la cantidad y en la calidad técnica, sino también en el ejercicio bélico real). Y se han creado condiciones más favorables para que reine en Mesopotamia un poder político favorable a los EE.UU (sea en la forma de una restauración de la monarquía jachemita, en la de un desmembramiento fáctico del país, o en ambos a la vez, o en otra evolución política).

Hay que entender al establishment norteamericano. Es pragmático y empírico, exento de ideales y grandes planes de futuro, salvo únicamente dos:

  1. la idea cristiano-fundamentalista (calvinista) de que América es la Nueva Jerusalén, tierra de promisión adonde Dios llamó a los predestinados para levantar un paraíso individualista de libre empresa y libre mercado; y

  2. la idea de que en ese plan divino entra confiar a América la tarea de dominar el orbe, el destino manifiesto de la Tierra de los Libres (The Land of the Free).

Tales ideas carecen de concreción y sólo brindan un auxilio muy relativo para el diseño de planes específicos.

Eso hace que el hombre del establishment estadounidense combine esa vacua ideología religiosa y flotante, que en otras partes sonaría a una cantinela obsoleta, con una acción día a día, en la que se actúa sin perspectiva, a la pata la llana, y en la que se entrecruzan y chocan operaciones mal planeadas y peor ejecutadas de las mil y una agencias descoordinadas, de los diferentes departamentos de la administración y del mando militar. Uno quiere ir a babor y el otro a estribor, y cada quien, en una competencia de sobreadaptación, va cambiando sus planes sobre la marcha, revisándolos varias veces al día y guardando celosamente su particular secreto para explotarlo y hacer carrera a expensas del contrincante; de donde surge ese enorme barullo, esa inutilidad para lo que no sea matar, tullir, arrojar bombas de fuego, racimo y fragmentación, machacar, aplastar. Para eso sirven, y eso es lo que saben hacer bien.

El talón de Aquiles del imperialismo yanqui, lo que reduce su eficacia y a veces la paraliza, no es la rigidez, sino la flexibilidad. Son enemigos de la planificación. Han bombardeado y destruido en Bagdad, con particular saña, el Ministerio de la Planificación; y lo que habían dejado de él han permitido que sea saqueado y devastado. Odian la idea de la planificación, de la economía planificada, de la acción colectiva coordinada según un plan. Ensalzan al individuo, a la acción dispersa. Quieren un estado mínimo, lo menos estado que quepa, lo más próximo a la anarquía. Alaban al empresario privado, al arribista de los negocios, al trepador que hace carrera por un golpe improvisado, al que cambia sus planes repentinamente y decide a golpe de intuición, a lo sumo ceñida a cálculos de coste-beneficio. En la vida militar tienen que sacrificar esas concepciones y acatar una disciplina, pero en lo demás vuelven a esos parámetros, que son los suyos por defecto.

Ahora bien, dentro de eso --y aparte de la finalidad punitiva (y las a ella anejas que acabo de evocar)-- su única justificación de la guerra ha sido el plan mirífico de implantar en Mesopotamia un régimen democrático, que haría del país un emporio de prosperidad y serviría de vitrina para el resto de la zona, por las virtudes de la propia democracia (y dada la riqueza de hidrocarburos, que ellos sobreestiman, como el negociante de cualquier rubro tiende a sobreestimar el valor y la importancia de las mercancías de ese renglón).

¿Cómo y cuánto conducen a ese plan las acciones de la soldadesca estadounidense? Mal, muy mal. Otra de las muchas novedades de esta guerra es que el mando militar ha permanecido alejadísimo del país donde se desarrollaban las operaciones militares y las tropas sobre el terreno han dado la impresión de actuar desordenadamente, salvo en la ejecución de órdenes distantes, transmitidas vía satélite, que sólo versaban sobre las acciones estrictamente bélicas.

El nuevo gobernador o virrey, Jay Garner, tan requeteanunciado, ha llegado al final, tras semanas de ausencia, con un título poco determinado (las versiones periodísticas son muy fluctuantes al respecto, siendo una de ellas la de `Encargado de la Reconstrucción y de la Coordinación de la Ayuda Humanitaria', un título que introduce otra novedad digna de mención en la historia de las conquistas coloniales).

Y, al llegar, el general Garner no parece asumir mando de las tropas (es un militar retirado), ni queda nada claro qué poderes tiene. No asume la función de jefe de estado iraquí. No aparece con ningún perfil mínimamente claro qué relación guarde su oficina con el preexistente gobierno iraquí: si se subroga en los derechos y deberes de éste y asume el ejercicio de la soberanía sobre Irak, o si lo que se quiere es mantener una situación indefinidamente prolongable de ausencia de estado iraquí, o un ya-se-verá, o qué. No hay ni siquiera sobre el papel o declarativamente ningún posicionamiento jurídico ni político. Todo es perturbación, una turbamulta de Chalabis y otros truhanes y pretendientes de la misma laya,NOTA 1_19 de fanáticos religiosos, de irredentistas septentrionales a la caza de una ocasión propicia para la secesión, en un hervidero de idas y venidas desordenadas, de bulos, de anuncios desmentidos, mientras siguen en la calle el caos, la falta de agua, luz, comida y trabajo y ya empiezan a producirse manifestaciones antinorteamericanas.NOTA 1_20

Tal es el zafarrancho, que, de nuevo, carece de precedente histórico: nunca ha habido en la historia un conquistador tan atolondrado y barullero, tan atascado en su propia victoria, tan ignorante del país del que se ha adueñado, tan despreciativo, tan desconcertado. Nada de lo que ha hecho conduce en lo más mínimo a granjearse el respeto de la población sometida, ni siquiera la colaboración forzada. Porque ni siquiera ha respetado la regla de Hobbes que ha de aplicar incluso un bucanero que se apodera de una isla y somete a su población, o un condottiere a lo César Borja que, con el lema de `César o nada', conquista una ciudad al frente de su compañía de mercenarios. Todos ellos, y todos los que asumen una gobernación, de facto o de iure, han de aplicar el principio de asegurar el orden, ejercer el monopolio de la fuerza y proteger, dentro de los límites de su propia avidez, las vidas y haciendas de la población sometida, a cambio de esa sumisión. `A la cerviz de Arauco no domada pusieron duro yugo por la espada'. Mas el yugo, impuesto por la espada, contiene un pacto mutuo: de acatamiento por parte del subyugado, y de mantenimiento del orden por parte del subyugador.


§7.-- Precedentes de la Ocupación Actual

Lo que está pasando no se parece en nada a los modelos que citaron los propios imperialistas estadounidenses como autoejemplo a seguir, a pesar de la imagen idílica y endulzada que tienen de esos modelos, las ocupaciones de Alemania y el Japón tras la segunda guerra mundial. Son tantas y tan de bulto las diferencias que le cuesta a uno esfuerzo tener que recordarlas, por lo obvias que son. Enumeremos tres:

  1. Alemania y Japón eran grandes estados altamente industrializados, de enorme riqueza acumulada, con unas clases capitalistas poderosísimas, riquísimas, cuyos caudales estaban en buena medida preservados (y a menudo ligados por lazos de negocios con empresas norteamericanas, incluso en plena guerra); contaban, principalmente, con la mayor de las riquezas: una mano de obra altamente educada, adiestrada en las técnicas productivas modernas, y que podía reconvertirse a nuevas producciones industriales con una inversión de capital. Mesopotamia es un país pobre y atrasado, cuya única riqueza es el petróleo, una materia prima que por sí sola no puede aportar la prosperidad de ningún país, porque en el intercambio mercantil las materias primas valen poco (aunque el petróleo y el oro escapen al declive de precios de las demás materias primas); no es ningún Eldorado, ni hay allí un fabuloso tesoro, porque hoy el único tesoro fabuloso es la industria moderna.
  2. Alemania y Japón eran países ganados a la ideología y al sistema del capitalismo moderno, que compartían los valores de los EE.UU, aunque con otras modalidades: empresa privada, economía de mercado, supremacía de los estados industrializados sobre los del tercer mundo (que entonces no se llamaba así). Mesopotamia es un estado de ese tercer mundo, un país sojuzgado históricamente por el occidente capitalista e imperialista, como toda la nación árabe, que ha construido su identidad moderna en lucha contra esa opresión occidental, en la afirmación reivindicativa del socialismo panarabista, y que se ha orientado desde 1968 por la senda de una economía semi-socialista planificada en la que quedan postergados el mercado y la iniciativa privada, subordinada a la pública; no será tan fácil desarraigar todo eso.
  3. Alemania y Japón fueron decididamente colocados bajo una autoridad militar de ocupación que asumió el ejercicio de la soberanía y del poder estatal en el país ocupado, subrogándose en los derechos y también en los deberes del estado autóctono así suplantado, mientras que ahora Mesopotamia queda en un limbo sin fijar que no es ni carne ni pescado, porque los ocupantes estadounidenses no desean asumir ni una sola de las tareas y obligaciones de la potencia administradora.
  4. Al producirse la ocupación de Alemania y del Japón en 1945, los EE.UU estaban, y estuvieron, dispuestos a invertir enormes sumas de dinero, para hacer de esos países potencias, vasallas sin duda, pero también aliadas en la lucha por estrangular y aplastar al bloque soviético que encabezaba la Rusia de Stalin. En Mesopotamia no están dispuestos a gastarse ni un real; al revés, van allá con ansia de botín, a la caza de una estupenda riqueza mineral.NOTA 1_21

Tal vez ayudaría más la comparación con las ocupaciones militares estadounidenses en América Latina. Varias de ellas, como las de Cuba, Haití y Santo Domingo, se prolongaron años y dejaron al final regímenes tiránicos clientelares, como el del general Rafael Trujillo. Sin embargo, en aquellos casos la ocupación fue más clara y definida que ahora, proclamando la misión de domar a un pueblo revoltoso e insumiso; lo cual por lo menos fijaba más las competencias que asumía el ocupante.

En resumen, hoy sería arriesgado hacer vaticinios sobre la evolución política en Mesopotamia e incluso conjeturas sobre los planes estadounidenses. Es digno de mención que la BBC de Londres, antes de la agresión anglo-norteamericana, juzgara fascinante cualquier plan medio aireado o evocado que viniera de Washington a manera de globo-sonda. Tan fascinados estaban que no se han preguntado nunca qué se hicieron tales planes, qué continuidad ha habido en los mismos, cómo empalma cualquiera de ellos con las realizaciones o no realizaciones a la hora de ejecutarlos y cuando se cuenta con medios para llevarlos del papel al mundo de los hechos. Esa fascinación indicaba una beata admiración hacia el gran maquinador. Y ese gran maquinador es un patán que improvisa y que ni se acuerda de sus propios planes, sepultados en algún cajón; planes que nunca sirvieron de nada salvo para embelesar a los periodistas del sistema.

O sea, ¡ya veremos!


§8.-- La Justa Actitud Revolucionaria ante esos Acontecimientos

Cada quien es muy dueño de sus sentimientos (en la medida, por otro lado, en que los sentimientos no se nos imponen aun sin quererlo nosotros). Abundan las declaraciones de dicha o de pena, y tal parece que, para cada situación o acontecimiento, habría un género de sentimientos obligados, que sería perverso no compartir. Casi choca que alguien escriba acerca de todo esto sin manifestar qué sentimientos lo animan, de pesar, de júbilo, o de lo que sea.

Mucho de lo que hemos leído (por no decir todo) es coincidente en expresar alegría por la caída de Sadán Juseín y el fin de la «dictadura», sentimiento compartido por Jorge Bush y Noam Chomsky, por el príncipe de Gales y el Presidente Chirac, por el Rey de Jordania y el ayatolá de turno en Teherán.

Muchos añaden que, si bien eso los hace felices, se entristecen de la sumisión de Irak al invasor yanqui, o del establecimiento de la dominación estadounidense.

Ahora bien, eso significa que el mismo acontecimiento suscita en ellos esos dos sentimientos opuestos, aunque bajo dos conceptuaciones distintas. Es desde luego perfectamente posible. Muchas cosas despiertan en nosotros ideas y emociones opuestas, de amor-odio, de atracción-repulsión, u otros dúos así. Mas ha de quedar claro que, en esos casos, es el mismo hecho, el mismo acontecimiento o la misma entidad lo que suscita ambas actitudes, una positiva o de adhesión, la otra negativa o de rechazo. Así que, con tal que se vea como eso, está bien.

Lo malo es ocultarse a uno mismo que es así, ilusionándose con la equivocada idea de que se trata de dos acontecimientos diversos, el uno bueno y el otro malo.

La caída de Sadán Juseín no es un acontecimiento diverso de la implantación del poder estadounidense en Mesopotamia. Son un solo y mismo hecho.

¿Cuándo tenemos dos hechos y cuándo tenemos un solo y mismo hecho? Los filósofos discuten al respecto, diferenciándose la actitud de granulación fina y la de granulación gruesa. Así, cuando se lanza una piedra que rompe un cristal, unos dicen que el lanzamiento es lo mismo que la rotura del cristal y otros que no. Sin embargo, en tales casos para que haya una diferencia al menos ha de haber una diversidad de causas y efectos. Si el lanzamiento de la piedra causa la rotura del cristal, entonces lo que causa el lanzamiento de la piedra no es lo que causa la rotura del cristal, ni los efectos de lo uno son efectos de lo otro. Además, puede haber otras diferencias: el lanzamiento puede ser deliberado y la rotura no.

Sin embargo, en general lo más razonable es tender, moderadamente, a considerar en tales casos una identidad de hechos, salvo cuando haya claras razones explicativas para no hacerlo así. Porque, de no, se iría a una multiplicación gratuita, al infinito, sin más límite que la gana o la fantasía conceptualizadora de cada uno.

Por otro lado hay una regla válida de lógica jurídica que es la de que los actos lícitos sólo tienen efectos causales lícitos. O, dicho de otro modo, la de que está prohibido lo que cause un efecto prohibido. Por consiguiente, si está prohibido romper el cristal, está prohibido lanzar la piedra. Y, si la rotura del cristal merece suscitar un sentimiento de pesar, también el lanzamiento de la piedra.

Si, por hipótesis, la caída de Sadán Juseín fuera un acaecimiento diverso del establecimiento del poder estadounidense, sería la causa de ese establecimiento, aunque a su vez estaría causada por la agresión militar yanqui. De ser así, lo deplorable del establecimiento del poder yanqui redundará en que sea igualmente deplorable la caída de Sadán Juseín.

Mas, en rigor, parece artificial el distingo entre los dos acaecimientos. No es uno causa del otro, sino que son un solo y mismo hecho, con las mismas causas, los mismos efectos, las mismas características: esa caída de Sadán Juseín y ese establecimiento de la supremacía estadounidense se producen a la vez y en la misma medida; el uno es el otro.

Ciertamente en el ámbito de los posibles podría haber otra caída de Sadán Juseín que no fuera un establecimiento del poder estadounidense, y viceversa. O sea, la locución genérica `la caída de Sadán Juseín' no designa, en el campo de los estados de cosas posibles, lo mismo que `el establecimiento del poder yanqui en Mesopotamia'. Como genéricas, esas locuciones hacen las veces de clases de situaciones posibles. Mas en el mundo de los hechos efectivos, en este mundo, la caída de Sadán Juseín es un acontecimiento singular, concreto, único, que es a la vez el establecimiento del poder yanqui en Bagdad, un acontecimiento igualmente singular, concreto, único; el mismo.

Podemos verlo con un ejemplo. La República de Weimar era el régimen político alemán de 1919 a 1933. Un régimen con muchos defectos.NOTA 1_22 El régimen weimariano había mantenido el Reich alemán, y esa denominación de `Deutsches Reich' revelaba la preservación de muchas lacras, injusticias y hasta aberraciones de la monarquía prusiano-imperial de los Hohenzollern: el obsoleto y retardatario federalismo de los viejos principados señoriales, el poder de las iglesias y el autoritarismo de la jefatura del estado (agazapado al cual pudo Hitler instaurar el nuevo régimen nazi). En el campo social los avances de la República de Weimar fueron entre nulos e irrisorios, con tendencia al deterioro y a la regresión en sus últimos años. Había razones para desear una caída de ese régimen; una caída del mismo que fuera, a la vez, la instauración de otro mejor; no la de otro todavía peor. Había motivos para desear una caída de la República de Weimar que fuera el establecimiento de un poder genuinamente popular y socialmente avanzado; no para saludar la caída que efectivamente tuvo lugar en 1933 con la llegada de Hitler a la cancillería.

Igualmente, aunque hubiera habido ahora razones para desear una caída de Sadán Juseín, y su reemplazamiento por un régimen más justo, con menos propiedad privada, más igualitarismo, más protección social, más sector público y planificado de la economía, mayor laicismo, menos concentración del poder en un individuo, más peso de las masas populares en la toma de decisiones, aunque así hubiera sido, eso no sería una razón para celebrar la caída de Sadán Juseín que efectivamente ha tenido lugar y que no conduce a más sector público de la economía, sino a la destrucción del sector público de la economía iraquí; que no conduce a más igualitarismo, sino al capitalismo ferozmente antiigualitario de cuño norteamericano; que no conduce a menos propiedad privada, sino a más propiedad privada; que va a privar totalmente a las masas de tener peso en la toma de decisiones; que va a suprimir la protección social, y que va a impregnar la vida política del espíritu religioso (practicado en cada satrapía resultante de la desmembración fáctica del país según el espíritu de los nuevos sátrapas locales, aplicando la regla del siglo XVI: cuius regio, eius religio).NOTA 1_23

Así que, en minoría de a uno, el autor de estas líneas no encuentra nada que no sea deplorable en el cambio político-militar del 9 de abril del 2003. Mas naturalmente expresa tal punto de vista con total respeto por cualesquiera sentimientos ajenos, los comparta o no.

Puesto que lo que ha habido ha sido un único acontecimiento de instauración de la dominación estadounidense, la tarea de quienes lo deploren será luchar contra esa situación. La tarea del pueblo de Mesopotamia es luchar por la libertad y la independencia de Mesopotamia, por la expulsión de las hordas invasoras y la recuperación de un régimen propio, establecido por los iraquíes sin imposición foránea, y por la marcha hacia la unidad de la nación árabe. Los iraquíes dirán qué expresión dan a esa lucha, qué objetivos plantean, qué dirección la coordina. Los demás no tenemos pitos que tocar en eso. Nos parecería razonable que se luchara por restaurar la legalidad constitucional republicana, por evitar la restauración monárquica, por preservar la república unitaria y el desmembramiento del país bajo el manto federalista.NOTA 1_24 Mas los patriotas iraquíes dirán y decidirán, sin necesidad de consultarnos.

Los demás pueblos tienen la tarea de ser solidarios con la lucha de los patriotas iraquíes, respaldando ese combate del pueblo de Mesopotamia por la expulsión del ocupante colonialista y desenmascarando la verdadera fisonomía de esa ocupación colonial.


§9.-- ¿Cómo Queda el Derecho Internacional?

El derecho internacional queda maltrecho y hasta en una situación surrealista. Veámoslo con el ejemplo de los debates el en consejo de inseguridad acerca del eventual levantamiento de las injustas y tiránicas sanciones onusianas contra Irak. Los imperialistas franceses, para congraciarse a los yanquis (y que al menos les devuelvan la deuda, ya que no tajada en el reparto del botín petrolero) proponen suspender las sanciones; mas los EE.UU quieren todo o nada (o sea, todo: que se levanten totalmente).

Lo de menos es el pretexto con el que se habían impuesto y mantenido, a saber las armas de destrucción masiva en Mesopotamia, cuando no es contrario al derecho internacional tenerlas (las poseen y las han usado los EE.UU). Lo de menos ahora es el acoso, la humillación, la discriminación inicua dadas por la ONU durante 13 años al país vencido en 1991 sólo porque había reclamado lo que en justicia era suyo, una parte históricamente integrante e inseparable del territorio nacional iraquí que ha sido reclamada como tal por todos los regímenes iraquíes, desde la monarquía jachemita en los años 30.

Lo que ahora nos interesa no es nada de eso, sino qué está pasando. Si los EE.UU hubieran asumido la calidad de potencia ocupante que confisca para sí la soberanía iraquí (aunque fuera con pacto de retrocesión para un futuro indeterminado, como pasó en Alemania y Japón), entonces está claro quién asumiría los derechos y las obligaciones del estado iraquí: los EE.UU. Si los imperialistas yanquis hubieran, en vez de eso, simplemente nombrado un jefe de estado iraquí, aunque fuera un estadounidense, independientemente de que tal nombramiento fuera lícito o ilícito desde el punto de vista del derecho constitucional e incluso desde el punto de vista del derecho internacional, una vez posesionado se subrogaría en los derechos y las obligaciones del gobernante de Irak, al menos mientras no hubiera un pretendiente a ese título que pudiera hacer valer sus derechos o someter a desafío creíble los del gobernante de facto.

Son dos hipótesis diversas: en la una es la potencia dominadora y ocupante, los EE.UU., la que asume y detenta la soberanía sobre Mesopotamia y se subroga en los derechos y obligaciones de la República Iraquí. En la otra hipótesis sería Fulano de Tal (p.ej. el general Jay Garner), nombrado por el gobierno de la potencia ocupante, quien asumiría esa función, con los derechos y obligaciones inherentes.

Nótese que en el primer caso será imposible probar que el gobierno que ejerce la soberanía en Mesopotamia carece de armas de destrucción masiva, porque significaría probar que los EE.UU carecen de ellas, o sea los EE.UU asumirían las obligaciones de desarmarse de tales armas impuestas por el consejo de inseguridad a Mesopotamia desde 1991. La cosa sería más dudosa en la segunda hipótesis, la del nombramiento del general Garner como interino jefe del estado iraquí o algo parecido; en tal hipótesis se podría argumentar en un sentido y en el contrario para llegar a conclusiones igualmente inverosímiles, porque la situación misma encerraría unas dosis considerables de esperpento jurídico.

Si no estamos ante ninguna de esas dos hipótesis, si la soberanía sobre Mesopotamia no la ejercen los EE.UU ni la ejerce el general Garner ni la ejerce ningún gobernante iraquí, ni siquiera nombrado por Washington, o avalado por Washington, entonces es que ahora mismo ya no existe un estado iraquí; siendo así, es imposible someterlo a sanciones; es imposible levantarle las sanciones; es imposible suspenderle las sanciones; es imposible sancionarlo y es imposible perdonarlo.

De nuevo nos hallamos ante una novedad (¡una más!), una situación rocambolesca y sin precedentes en la historia del derecho internacional. Hasta ahora cualquier conquistador definía el estatuto jurídico del país conquistado: o se adueñaba de él lisa y llanamente --por derecho de conquista--, o imponía un régimen de ocupación militar, o designaba un príncipe-títere, un hombre de paja manejable al antojo del vencedor, o un protectorado (para lo cual hace falta un titular doméstico de la soberanía).

El consejo de seguridad de la ONU no aborda esa cuestión, no exige la definición jurídica de la nueva situación política y debate en abstracto, en un flotante mundo de quimeras, con lo cual se pasa de la ONU realidad (una realidad despótica, avasalladora, injusta, inicua, con la ley del embudo, pero realidad de todos modos) a la ONU ficción.


§10.-- Recapitulación: Novedades de este Conflicto

¿No hay nada nuevo bajo el sol? Podemos sintetizar una parte del contenido de las páginas que preceden recalcando las más salientes novedades de esta guerra y de esta posguerra.

  1. Nunca en la historia se había producido un vacío de poder como el que se ha prolongado en Bagdad y gran parte de la República de Mesopotamia durante las semanas que han seguido al triunfo militar del agresor.
  2. Por consiguiente, nunca en la historia se había dado una situación similar, duradera y generalizada de anarquía.
  3. Nunca en la historia se había producido una frustración del vencedor que vea escabullírsele de las manos, evaporada, a toda la dirección político-militar del país conquistado, frustrando su propósito de llevarse a los dirigentes derrotados como trofeo de triunfo.
  4. Nunca en la historia se había librado una guerra de conquista en la que el mando militar del bando agresor permanezca alejadísimo del país invadido, y se limite a --desde una enorme distancia-- transmitir órdenes no basadas en la experiencia del terreno.
  5. Nunca en la historia ha actuado un conquistador con tanta confusión, con tanto desconcierto, con tanta indeterminación, sin precisar siquiera los títulos, las prerrogativas o las funciones de aquel o aquellos a quienes está invistiendo de autoridad gubernativa.
  6. Nunca en la historia había el conquistador de un país dejado tan sin definir, ni siquiera provisionalmente, el estatuto jurídico del país conquistado.

¿Es invencible el imperialismo norteamericano? De esas seis novedades se pueden extraer algunas conclusiones al respecto: no sólo vence sin poder convencer, sino que su propia victoria es un fruto envenenado. Sus victorias son como las de Atila o Gengis Kan.

¡Cosas veredes amigo Sancho!

Madrid, 2003-04-30

BAGDAD

página de ESPAÑA ROJA para defender al pueblo de Mesopotamia contra la agresión del imperialismo yanqui

http://eroj.org/Bagdad


<http://er.users.netlink.co.uk/Bagdad>








[NOTA 1_1]

Y todavía casi se siguen limitando a eso, varias semanas después.


[NOTA 1_2]

Conmoción y pavor.


[NOTA 1_3]

Y eso que fueron en parte contenidos mediante la sujeción y la disciplina de unas milicias populares que encuadraron y encauzaron a las masas, estableciendo un semi-poder de facto.


[NOTA 1_4]

Así han sido pasto de las llamas varios siglos de archivos de la pertenencia de Mesopotamia al sultanato otomano, que habían sobrevivido a todas las guerras precedentes.


[NOTA 1_5]

Puede cualquiera imaginar qué serían las banlieues difficiles de París si en Francia se hundiera el poder político y se derrumbaran y desarticularan súbitamente las fuerzas de seguridad del estado. Desaparecerían, con el Louvre y la Biblioteca Nacional, todos los museos de la capital francesa; arderían miles de edificios. En fin, reinaría la anarquía, en la que el más débil lleva siempre las de perder.


[NOTA 1_6]

No desorganizado y al buen tuntún o al arbitrio de cada uno, porque eso generará una nueva cadena de violencias.


[NOTA 1_7]

Tal ha sido la firme posición de los EE.UU con relación a la España de Franco, el Portugal de Salazar, el Chile de Pinochet, la Suráfrica del Apartheid, la Nicaragua de Somoza, la Cuba de Batista, el Paraguay de Stroesner, el Santo Domingo de Trujillo, el Haití de Duvalier, el Congo de Mobutu, el Paquistán de Musharraf, la Indonesia de Suharto, las Filipinas de Marcos, la Persia del Shah y así sucesivamente.


[NOTA 1_8]

P.ej. en las Filipinas, Corea del Sur, Persia, Cuba, o modificaciones del sistema político en España, Portugal, Turquía, Brasil, Chile, Indonesia, Suráfrica, Namibia, Zimbabue, etc.


[NOTA 1_9]

Al decir `revolucionarios', me refiero a los que aspiramos a la revolución social.


[NOTA 1_10]

Museos, bibliotecas, jardines botánicos, institutos de investigación, conservatorios de música, centros de arte, festivales, medios de difusión cultural.


[NOTA 1_11]

Siendo la destrucción de esa propiedad colectiva uno de los objetivos de la nueva administración colonial estadounidense.


[NOTA 1_12]

Dicho así o con imágenes literarias que no hacen al caso, como la evocación de la obra de Giraudoux, de los años 30, La guerre de Troie n'aura pas lieu.


[NOTA 1_13]

Aunque naturalmente muchos movimientos envolventes eran intentos fallidos, porque no siempre se hacen en el momento oportuno.


[NOTA 1_14]

De nuevo hay que advertir que sólo si se produce en determinadas condiciones, principalmente una superioridad técnica y numérica del ejército que efectúa la maniobra.


[NOTA 1_15]

Piénsese en el rey visigodo D. Rodrigo, en el rey Sebastián de Portugal etc.


[NOTA 1_16]

Antes habíamos afirmado que la mitad de lo que decían era falso y la otra mitad engañoso. El porcentaje es ahora más bien del 70% falso y el 30% muy engañoso. La proporción del 50/50 era una apreciación, a ojo de buen cubero, que se aplicaría al periodismo normal. En esta guerra ha cobrado preeminencia el periodismo incrustado (embedded journalism), un mero apéndice propagandístico de la intendencia militar. Sucede, empero, que la diferencia tiende a difuminarse --y es eso lo que lleva a revisar los porcentajes. Así, los periodistas que, tras la conquista, han quedado en Mesopotamia tienen que tener el visto bueno, o el nihil obstat, de las autoridades militares yanquis; resultado de lo cual ha sido la salida del país de los pocos corresponsales que habían venido informando con algo de objetividad --aunque fuera sesgadamente y mezclando los datos con las insinuaciones, los rumores, los silencios. Los yanquis exigen ahora reporteros incondicionales. En todo lo cual se funda nuestra pauta metodológica de desconfianza. El autor de estas líneas ha adoptado, por precaución, la siguiente regla: creer sólo aquellas presuntas informaciones que se basen en datos presuntamente independientes (no repetitivos) de una pluralidad de tales periodistas, cruzados unos con otros, reiterados a lo largo de días sucesivos o de semanas, parcialmente corroborados entre sí (y ello a pesar de la escasa credibilidad de cada uno por separado); o excepcionalmente cuando habría motivos para que no dijeran lo que dicen (suscitando así, excepcionalmente, una presunción de veracidad); o cuando concurren otras circunstancias que incrementen la verosimilitud de la información. Y con ese precario material operamos, porque no tenemos ojos sobre el terreno.


[NOTA 1_17]

Y no meramente una apelación explicativa en tropel, global, sin desglosar los vínculos causales y sin articular las mediaciones.


[NOTA 1_18]

Seguramente para propiciar la ocultación se han destruido los archivos de los museos de Bagdad y Mosul.


[NOTA 1_19]

Aparte de que, sea deliberadamente y por cálculo, sea por indecisión y chapuza, los ocupantes imperialistas complican la situación al deshojar la margarita sobre cada uno de esos obsequiosos candidatos, al reunir cónclaves colaboracionistas sin tareas ni competencias prefijadas, y cuyos «delegados democráticos» vienen elegidos por el general Garner con un criterio voluble y antojadizo, suscitando cada vez ambiciones luego defraudadas, en un semillero de intrigas y puñaladas, incluso en sentido literal.


[NOTA 1_20]

Para las cuales hace falta tener mucho, muchísimo valor, si se reflexiona en que:

  1. en Basora las hordas imperialistas lanzaron una «bomba inteligente» para matar a más de cien personas reunidas del partido Baas;
  2. en el sur los ocupantes imperialistas impusieron una caza de brujas (intermitente, eso sí) en contra de la militancia baasista;
  3. en el norte, sobre todo en Kirkuk, los terroristas curdos han recibido la venia yanqui para lo que quieran hacer;
  4. la gente está aterrorizada porque cualquier pretexto puede servir a los yanquis para arrestar o matar a quien les dé la gana o para destruir su vivienda (como hacen los sionistas en Palestina). Así se han producido explosiones nunca explicadas en barrios particularmente desafectos a la ocupación extranjera en Bagdad.


[NOTA 1_21]

Aunque lo cierto es que ese dulce se les volverá amargo. La lucha por adueñarse de esa riqueza estará erizada de tropiezos y dificultades; para alcanzarse un alto nivel productivo sería menester una enorme inversión; y, si se consiguiera, el precio del crudo seguramente bajaría, con lo cual al final el negocio sería menor del esperado --después del enorme costo de la guerra y del desgaste político, así como de las desavenencias con sus propios cómplices imperialistas, como los círculos de París y Berlín. Es posible que el saldo acabe siendo lucrativo; mas, aun en ese caso, mucho menos de lo que esperaban. No es nada nuevo. Muchas conquistas coloniales del siglo XIX, desencadenadas exclusivamente por afán de lucro, se saldaron --pese a la imposición de un régimen de trabajos forzados a las poblaciones sometidas-- por una pérdida neta, ya que había mucho de imaginario en las fabulosas riquezas con que soñaban los magnates de la expansión colonial. En eso la historia se repite.


[NOTA 1_22]

Por una vez andaba más en lo justo Ortega y Gasset que Jiménez de Asúa cuando el primero se jactaba de admirar menos que el segundo a la República de Weimar, aunque los motivos de D. José fueran los malos, como seguramente lo eran. Tal debate se produjo con ocasión de las controversias que precedieron a la elaboración y aprobación de la constitución de la II República española, en el verano y el otoño de 1931. El eminente jurista republicano D. Luis Jiménez de Asúa, presidente de la comisión de las cortes constituyentes encargada de la redacción del proyecto constitucional, fue el autor del texto que el pueblo español promulgaría con modificaciones; la constitución de Weimar le sirvió en parte de modelo, aunque lo que finalmente propuso era mucho más progresista. D. José Ortega y Gasset deseaba una República conservadora, donde se sintieran a sus anchas los latifundistas y los ricos y donde se atajara la rebelión de las masas.


[NOTA 1_23]

Osea: cada súbdito ha de seguir la religión de quien lo rija.


[NOTA 1_24]

Un anticipo de futuras luchas patrióticas en ese sentido podrían constituirlo los acontecimientos del 28 de abril, cumpleaños del presidente Sadán Juseín, celebrado con desafío por muchos irquíes en Kirkuk y Tikrit, ante las narices de las fuerzas de ocupación, dispuestas a lanzarse contra el pueblo y a reprimir esa insolencia. En una de esas manifestaciones, que tuvo lugar en la ciudad de Fal-luya, a unos 50 Km al oeste de la capital, los muchachos iraquíes enarbolaban retratos del Presidente de la República y banderas de Mesopotamia cuando fueron atacados y acribillados a balazos por la soldadesca estadounidense, que segó la vida de al menos 13 e hirió a 40.



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Director de ESPAÑA ROJA